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Dogecoin, un termómetro del estado de ánimo de Musk: “Puede impactar de manera desproporcionada”

La criptomoneda meme repunta un 130% desde los comicios en EE UU. Los analistas alertan de que la excesiva personalización en torno al fundador de Tesla agrava la volatilidad y merma la confianza a largo plazo en este activo

Representación de la criptomoneda meme dogecoin.
Representación de la criptomoneda meme dogecoin.Yuriko Nakao (Photographer: Yuriko Nakao/Getty)

- “Dogecoin es un vehículo financiero imparable. Va a conquistar el mundo”, dijo Elon Musk en mayo de 2021 durante el Saturday Night Live, fingiéndose un experto financiero.

- “¿Entonces, es un timo?”, preguntó el presentador, Michael Che.

- “Sí, es un timo”, replicó el fundador de Tesla entre risas.

Dogecoin es la reina de las memecoins, activos digitales sin una base tecnológica que los sustente, que se disparan al calor de las redes sociales. Los criptofieles más cercanos a esta moneda recuerdan nítidamente las declaraciones del hombre más rico del mundo. Si se observa la cotización de esta criptomoneda en Coinmarketcap, la página marca ese día como uno de los momentos más destacados para el activo: tras varias jornadas de expectación sobre lo que Musk podía decir —en el pasado ya la había definido como su favorita— la divisa perdió más de un tercio de su valor.

Pocos meses después, Musk volvió a sacudir el mercado con una encuesta en Twitter: “¿Quieres que Tesla acepte Doge?”, insinuando la posibilidad de que los clientes pudieran comprar sus coches con esta memecoin, algo que finalmente quedó en el aire. En diciembre del mismo año, afirmó que su empresa aceptaría el pago de algunos productos en esta divisa digital. En cuestión de minutos, el activo se disparó un 33%. En resumen: cuando Musk habla, Dogecoin responde.

Pero más allá de hablar de ella, Musk también posee esta moneda: sus tenencias, de hecho, han sido objeto de especulación en varias ocasiones, pero a día de hoy se desconoce cuánto tiene. El pasado enero, en una conversación en X Spaces, dijo que posee “un montón de DOGE”, sin detallar la cantidad.

Este activo fue creado por dos amigos, el ingeniero Adobe Jackson Palmer y el desarrollador de software Billy Markus en el lejano 2013. Nació como una alternativa satírica a la fiebre del bitcoin, con el fin de burlarse de una industria que había atraído demasiado dinero. Para representar esta broma, y este activo, emplearon la imagen del perro japonés, Shiba Inu, que se había convertido desde hace tres años en el meme por excelencia de internet. Pese a no tener ninguna relación con los fundadores de la moneda, Elon Musk la ha terminado apadrinando hasta llevársela a la Casa Blanca. El fundador de Tesla dirigirá, junto con el empresario Vivek Ramaswamy, el Departamento de Eficiencia Gubernamental, cuyas siglas son DOGE, el código por el que se conoce a esta moneda en los mercados cripto. Su entrada en la nueva administración republicana ha disparado el valor de este token, que repunta un 130% desde los comicios en EE UU, hasta rozar los 0,39 dólares.

De una broma, Dogecoin se ha convertido en la séptima criptomoneda más importante, con un valor de mercado de unos 56.000 millones de dólares, más que BBVA. Jorge Soriano, CEO de la plataforma Criptán, considera que este activo debe mucho al fundador de Tesla. “Si Elon Musk no hubiese hablado tanto de Dogecoin, no creo que la moneda estaría donde está hoy”, espeta. La personalización de DOGE en torno a Musk es evidente y los expertos alertan de los riesgos que puede conllevar para los inversores, especialmente en el largo plazo. “Si el valor de Dogecoin está excesivamente ligado a la figura de Elon Musk, cualquier cambio en su interés o reputación puede impactar de manera desproporcionada al activo. El mayor riesgo es la volatilidad y la falta de confianza a largo plazo”, asevera Soriano.

Abel Peña, director de ventas, de Bit2Me coincide con esta lectura. “La personalización de DOGE en torno a Musk es arriesgada porque centraliza la percepción de una moneda que debería ser descentralizada. Esto la hace más dependiente de su imagen pública y aumenta su volatilidad, complicando su adopción como un activo confiable”, considera. Cierto es que la naturaleza de dogecoin no deja de ser una broma, hasta el punto de que se ha convertido en la memecoin por excelencia, es decir, una moneda que usa la fuerza de la especulación y el comportamiento coordinado de la comunidad online para desafiar el sistema financiero tradicional.

La comunidad es un componente muy importante para este tipo de activos, según explica Carlos Salinas, profesor del máster en blockchain e inversión en activos digitales del IEB: “Las memecoins están fuera de la órbita puramente financiera. Es más un tema de culto, un activo de entretenimiento. El principal driver que las mueve es la comunidad y el tema cultural”. Dogecoin está basada en una cultura humorística y excéntrica, una forma para que las personas se juntaran y se divirtieran mientras exploraban las posibilidades de las criptomonedas. La Fundación Dogecoin, cuyo lema es Haz Solo el Bien Cada Día, se define como “el movimiento cripto accidental que hace sonreír a la gente” y describe a este activo como una “moneda del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”.

Pese a las intenciones de sus fieles, cabe destacar que el riesgo es la marca de fábrica de estos activos, con subidas y bajadas de su valor muy pronunciadas, que hacen parecer estables a otras monedas digitales: la volatilidad histórica a 260 días de dogecoin duplica la del bitcoin (87,22 frente 43,29 puntos), según datos de Bloomberg. Si, en general, las criptomonedas meme se disparan al calor de las redes sociales siguiendo las tendencias de los usuarios, de la comunidad y de su sentimiento, para dogecoin lo que cuenta verdaderamente es lo que diga y haga Musk. “Un apoyo de este tipo tiene una componente especulativa muy fuerte, muy personalista, y claramente existe un riesgo de manipulación en estas inversiones”, comenta Salinas.

No obstante, descarta que Musk esté manipulando el mercado, puesto que no ve que obtenga un incentivo personal de las subidas y bajadas de este activo. “Esto podría traerle una atención no deseada. Es negativo calentar el mercado, a él personalmente no le vendría bien. Más bien creo que es una forma que él tiene de comunicarse con ciertas comunidades”, asevera.

En el pasado Musk ya se enfrentó a una demanda por supuestamente influir en el precio de la moneda. En 2022, algunos inversores demandaron al fundador de Tesla acusándole de manipular el mercado a través de sus publicaciones en Twitter y sus apariciones en programas de televisión, como en Saturday Night Live. Estos inversores relataron que sufrieron pérdidas debido a las declaraciones de Musk sobre este activo. No obstante, el juez encargado del caso desestimó la demanda argumentando que no era posible probar una actividad fraudulenta por parte del empresario basándose en sus tuits.

Si bien los expertos no se atreven a hablar de manipulación del valor, Jorge Soriano considera que el fundador de Tesla, que se autonombró Dogefather, en alusión a The Godfather, está calentando el mercado. “Siempre juega al límite de la legalidad. Desde mi punto de vista no solo está llamando la atención con DOGE, sino de toda la industria de los activos digitales”. Y añade: para mí la clave es, ¿por qué la gente la sigue holdeando [mantener una criptomoneda durante un largo periodo de tiempo sin venderla]? ¿Esperan que Musk la siga promocionando, suba de precio y entonces la venderán? ¿O realmente comulgan con los valores culturas detrás de esta memecoin? La dependencia excesiva de una sola figura es una señal de fragilidad en términos de sostenibilidad y madurez del proyecto”, concluye.



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