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Tribuna
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La intención de voto no cambia con debates

El 4 de octubre, en Financial Times, aparecía este titular: "Datos de fortaleza en Estados Unidos empujan el ímpetu de la economía. Datos esperanzadores en creación de empleo e hipotecas". Un día después del debate.

El día 5, el índice desestacionalizado de desempleo de Gallup situaba la tasa de paro estadounidense en el 7,9%, en septiembre. La consultora señalaba que, teniendo en cuenta la estacionalidad, el índice permanecerá en el 8,2%, a pesar de que -en el sector privado - se han creado 162.000 empleos netos.

El porcentaje no se mueve de mes a mes porque los americanos saben que su país crea empleo neto desde junio de 2009: entre septiembre y diciembre de 2011, 200.000 puestos netos nuevos mensuales; entre enero y septiembre de 2012, una media aritmética mensual de 145.000 trabajos netos nuevos. ¿Consecuencia? La Encuesta de Población Activa americana refleja que el empleo no cesa de crecer.

Economistas españoles dicen que la tercera ronda de Quantitative Easing de la Reserva Federal, de compra de bonos hipotecarios por un importe mensual de 40 mil millones de dólares sin fecha de terminación, hasta que baje la tasa de paro, será ineficaz. No han aportado datos, sino opiniones personales.

Para que el mercado laboral americano se revitalice, primero es menester estabilizar el mercado de la vivienda que, como en España, ha estado en América en caída libre durante cinco años. He aquí un dato: la encuesta semanal (1 a 5 de octubre de 2012) de la Asociación de Banqueros Hipotecarios estadounidense muestra que las peticiones de hipotecas han aumentado un 20% respecto a la semana anterior. Es una tendencia in crescendo, que empezó cuando la Reserva Federal hizo pública su tercera ronda de compra de bonos. Para que lo entiendan esos economistas sin datos, pero con ideología: esto significa que los consumidores americanos anticipan que la política económica de la Fed obligará a los bancos a aumentar el crédito. En los últimos 40 años, una reactivación como la actual del mercado hipotecario exige tres meses. En esta ocasión, supuso tres semanas.

Romney citó España como el ejemplo que no quiere para Norteamérica. Este verano, recorrí los estados bisagra en que se decidirá el resultado electoral: España era primera página de los diarios locales y nacionales. Nuestra tasa de paro (24,63%) "abría" los telediarios. Medios de comunicación y expertos dijeron que el mismo Romney que afirmó no querer seguir la estela económica de España, fue quien ganó el debate con Obama.

Pienso, como autor de libros sobre política americana y el presidente Obama, que el ganador del debate fue el "pueblo americano". Por vez primera desde que se iniciaron los debates televisados, dos candidatos presidenciales trataron a los potenciales votantes como adultos; en vez de dar titulares con frases cortas, explicaron profundamente sus propuestas: crecimiento económico, déficit, programas sociales, impuestos, inmigración, sanidad y el papel del Estado en la economía.

Dos días después del debate "las encuestas" siguen dando por vencedor a Obama por 4 puntos, en toda América, es decir, superando en más de 1 punto el margen de error (+/-2,3%, en las mejores encuestas): 49%, Obama; 45%, Romney; también le otorgan la victoria en diez de los doce estados bisagra, y en el colegio electoral, tras el debate. ¿Curioso? No: aberrante.

Medios y analistas políticos se agarraron, como clavo ardiendo, a la única encuesta hecha pública sobre el debate: con mínima muestra (400 personas), margen de error cercano al 6%, decía que el 67% "de los que habían visto el debate daban la victoria a Romney". Esta frase fue omitida por los que realizaron el sondeo: la encuesta no representaba al censo, ni al electorado, ni a potenciales votantes, ni a votantes registrados, ni a votantes registrados con intención de votar, que son los que importan.

El 83% de los votantes registrados dice que su intención de voto no cambia, a pesar del debate. Y el índice de aprobación de la gestión de Obama aumenta 4 puntos tras el debate, hasta el 54%. Esta encuesta tiene un margen de error del +/-2,3% y un índice de confianza del 95,5%. Escribió Machado, en Campos de Castilla: "La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad, aunque se piense al revés".

Jorge Díaz Cardiel. Economista, socio director de Advice. Autor de 'Obama y el liderazgo pragmático' y 'La reinvención de Obama'

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