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A fondo

¿Cómo serán los canjes de la banca rescatada?

El culebrón de las preferentes toca a su fin, pero aún le quedan los últimos coletazos. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha dado una serie de pistas sobre las negociaciones del Gobierno con Bruselas sobre cómo los dueños de estas participaciones contribuirán al coste de los saneamientos de Bankia, Novagalicia y Catalunya Caixa.

En una reveladora entrevista concedida a la agencia Efe, Guindos ha reiterado lo que ya se conocía: el Gobierno endurecerá las condiciones de comercialización de las participaciones preferentes, un híbrido entre deuda y capital que se vendió al por mayor entre pequeños clientes de oficina. La inversión mínima llegará hasta 100.000 euros y se tomarán medidas para que los pequeños inversores queden más que avisados de que esta deuda eterna no es un depósito ni nada que se le parezca. La normativa estará lista el próximo viernes 24 de agosto.

La gran novedad, sin embargo, está en los comentarios que ha hecho el ministro sobre el problema actual y no el potencial. Unos 120.000 pequeños inversores están atrapados en unas participaciones que no pueden vender (al menos, fácilmente), que no pagan intereses y cuyo valor se ha devaluado más de un 50% respecto al precio al que las compraron. Son los casos de los 3.057 millones en preferentes vendidas por Bankia -es decir, las de Caja Madrid de 2009 (3.000 millones), de La Caja de Canarias (30 millones) y de Caixa Laietana (27 millones)-, los 903 millones de Novagalicia (de varias emisiones de Caixa Galicia y Caixa Nova) y los 510 millones de Catalunya Caixa (de emisiones de Caixa Catalunya y Caixa Manresa en 1999, 2001 y 2005).

El ministro ha asegurado que las negociaciones con Bruselas continúan y no ha confirmado que finalmente vaya a imponerse la conversión de esta deuda perpetua en bonos sénior, la opción que más beneficia, al menos a priori, a los clientes. Pero de sus palabras se deduce que la opción de una recompra con un fuerte descuento -como señala el pliego de condiciones (o MoU, según sus siglas en inglés) firmado para recibir los hasta 100.000 millones con los que rescatar a parte del sector financiero español- pierde fuerza. Esta información es de especial interés para los dueños de preferentes de Novagalicia y Catalunya Caixa, puesto que, al carecer de acciones cotizadas a diferencia de Bankia, el abanico de opciones se reducía, de entrada, a dos. Primera, recomprar esas participaciones con un fuerte descuento respecto al valor inicial, lo que cerraría la puerta una eventual recuperación de la inversión en el futuro. O, segunda, convertirlas en otros títulos que sí posibiliten recibir una compensación en los años venideros.

Guindos ha señalado que el producto que recibirán a cambio los inversores tendrá liquidez, es decir, que podrá venderse en el mercado secundario, "algo que ahora no ocurre con las preferentes", y tendrán unas condiciones "que compensen de alguna manera esas desventajas que tenían las preferentes".

Quita obligatoria

Lo que sigue estando claro es que los ahorradores sufrirán una quita. Es decir, no recibirán en un principio todo el dinero que invirtieron en las preferentes. El MoU es totalmente taxativo en este punto: los dueños de preferentes deben contribuir al saneamiento de las entidades nacionalizadas. Hasta han sufrido quitas aquellos que compraron deuda eterna de bancos perfectamente capitalizados y que a día de hoy continúan pagando religiosamente el interés de sus preferentes, como Banesto. También los que adquirieron participaciones de CAM registran minusvalías latentes respecto a su inversión inicial, si bien Sabadell les ha dado la posibilidad de recuperar una parte adicional siempre que mantengan las acciones que han recibido a cambio. El objetivo es que los inversores, pese a que recibirán un producto valorado por debajo de su inversión inicial, puedan recuperar la mayor parte de su dinero si se mantienen fieles a la entidad en los próximos años. Es decir, se compensaría con pagos futuros si se quedan con el producto en el que se transforman las preferentes.

Hay que recordar, y debería tenerse en cuenta a la hora de calcular la compensación, que los ahorradores que compraron las preferentes vendidas en 2009 se han embolsado intereses superiores a los ofrecidos por los depósitos. Solo un ejemplo: las preferentes de Caja Madrid han abonado desde el verano de hace tres años y hasta el pasado 7 de julio, cuando entraron en impago, una rentabilidad anual del 7,5%.

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