Las claves: un nuevo giro de guion en Muface, y un sector que crece contra la demografía
El culebrón de la mutualidad sanitaria vuelve a alejarse de su final más probable
Ni siquiera una subida del 33,5% en las primas es suficiente para que Adeslas se presente a la renovación del concierto sanitario de Muface. De hecho, reclamaba un 47%; y no cabe descartar que el Gobierno acabe cediendo una vez más (para eso cuenta con el dinero público, que es de todos y de nadie a la vez) para evitar que se le levanten en armas los funcionarios, como estuvieron a punto de hacer antes de la, por ahora, última oferta.
Es evidente que las aseguradoras no van de farol; si así fuera, ya habría retornado al concurso alguna de las que se fueron saliendo hace años. El problema es que los funcionarios, y en particular los profesores, que son dos tercios de los mutualistas de Muface, están envejeciendo, como el resto de la población. Y eso supone más enfermedades y más tratamientos, que se suman a la inflación de los insumos. La discutible existencia de estos conciertos sanitarios planteará de nuevo otro dilema al Ejecutivo. Aunque la rama de Sumar, en la que se incluye el Ministerio de Sanidad, quiere cortar por lo sano, la socialista se resiste a provocar un desafecto profundo entre los profesionales de la función pública. Las externalidades ya se repartirán entre todos.
El PP pierde peso en los reguladores... pero lo ganan sus socios a medias
Lo deseable sería que los reguladores económicos estuvieran dirigidos por profesionales expertos, a secas, sin que su adscripción política o sus simpatías en este ámbito influyeran particularmente. Pero el mundo funciona como funciona, y en la práctica los partidos se reparten los puestos por afinidad, aunque no necesariamente eso impide que los elegidos sean buenas opciones. La ruptura del PP con el PSOE ha reducido drásticamente la influencia de aquel en la renovación de organismos como el Banco de España o la CNMC. Quizá se consuelen los populares con que sí han influido Junts y PNV, con los que votan cada vez más a menudo en el Congreso.
La defensa, un sector que crece en contra de la tendencia demográfica
Dice el historiador Julius Ruiz que la España de la guerra civil era muy violenta por ser muy joven. En ese sentido, el reciente auge del belicismo en Occidente va en contra de la tendencia demográfica imperante, el envejecimiento. Pero, si sigue adelante, será interesante comprobar si EE UU se sale con la suya y consigue que los países europeos aumenten las compras a las empresas armamentísticas del otro lado del mar, o bien la UE logra que aumente la cuota de gasto doméstico en este ámbito. Los compromisos de aumento de gasto de los Gobiernos cuentan con una ventaja relativa: a los ciudadanos lo que les duele es que manden sus hijos al frente; que el Estado gaste más o menos en armas les da más igual.
La frase del día
“El impulso de Trump acabará extendiéndose [de las criptos o los valores financieros] a más sectores del mercado. Definitivamente, favorecerá la innovación y cualquier cosa que haya sido frenada por las políticas en los últimos años”
Cathie Wood, CEO de Ark Invest
Zuckerberg, Musk y Gates: tres maneras de influir en el poder político
Puede que Mark Zuckerberg sea la tercera persona más rica de la Tierra, pero no debe de parecerle suficiente, y quizá por eso ha pasado de vetar a Donald Trump de Facebook, a ir a rendirle respetos a su su residencia de Mar-a-Lago, y a donar un millón de dólares a la ceremonia de investidura del próximo presidente. Puede parecer que a Elon Musk le mueve el dinero, pero su ofensiva política de la mano del republicano suena más bien a ansia de poder, de materializar sus ideas de cómo debe gestionarse el Estado: de la eficiente forma que él maneja sus empresas, por ejemplo. Otros, como Bill Gates, están de vuelta y prefieren influir de forma más sutil, menos visible. Por ejemplo, ni siquiera llegó a decir en público a quién apoyó en las elecciones a la Casa Blanca, aunque sí lo contó en privado.