¿España pedirá el rescate de la deuda?
¿Una oferta irrechazable? Mario Draghi hizo la propuesta, ahora es el turno de Rajoy y Monti. La resistencia tiene un límite y el BCE ha puesto a ambos países a los pies de los caballos. España necesita de aquí a fin de año unos 90.000 millones e Italia, cerca de 180.000. Los mercados descuentan que la petición es inminente, pero Mariano Rajoy ha advertido que no hay ninguna decisión tomada.
El precio que el mercado exige es insoportable (en torno a un 7% a 10 años), y la única solución planteada por el supuesto guardián del euro es que Rajoy y Monti pasen por el aro y se sometan a una supervisión total. El control ya es férreo pero lo sería aún más. ¿Qué cuestiones hay que analizar sobre pedir o no la intervención del fondo de rescate? Mariano Rajoy ha señalado que no hay ninguna decisión tomada sobre el rescate.
¿Debe pedir Rajoy el rescate?
España no se puede rescatar al modo de Irlanda, Grecia o Portugal. Los tres países son pesos ligeros de la zona euro y el actual fondo de rescate (FEEF) puede hacerse cargo de sus vencimientos de los próximos años. Las ayudas comprometidas rebasan los 400.000 millones de euros. Pero España por sí sola tendrá que refinanciar en los próximos tres años unos 600.000 millones de euro, incluyendo todas las administraciones públicas, según los cálculos de Ahorro Corporación. Los paquetes de rescate completos son impensables.
La solución que está encima del tapete incluiría una rebaja del coste de financiación de los países. Eso sí, los 30.000 millones de factura en intereses son inevitables, derivados de los más de 600.000 millones de euros que España tiene en deuda en circulación. El 7% del bono a 10 años podría pasar al 5%: son los 200 puntos básicos de más que España paga por su deuda y que no responden a fundamentales económicos, según el FMI.
Llegados a este punto, donde el control sobre las finanzas españolas es máximo, el rescate supondría una cesión más pero que permitiría aliviar la insoportable presión sobre la capacidad de financiación del Estado. Con el calendario actual de subastas y los importes de las últimas (entre 2.000 y 3.000 millones), sencillamente España no llega a final de año. Lo podría hacer, sí, pero la presión sobre el bono a 10 años se recrudecería.
¿Cuándo lo debe pedir?
Mario Draghi parece haber buscado una solución de consenso con Alemania. Insinuó que el único miembro del consejo que se opuso a la hoja de ruta para evitar males mayores en el sur de Europa fue el representante del Bundesbank, Jens Weidmann. La mala noticia es que no dejó claro en qué consiste esa hoja de ruta. Sí, abrió la puerta a medidas no convencionales -condicionadas, por supuesto, a que el país en cuestión dé el primer paso e invoque al FEEF-, pero no las concretó.
Mariano Rajoy prefirió ayer no responder a la pregunta de si pedirá la ayuda; su compañero de batallas, Mario Monti, fue un poco más explícito y dijo que lo estudiaría. La probabilidad de ambos países acaben por capitular es muy elevada, aunque antes de dar el "sí" definitivo deben saber de antemano que les va a dar el BCE. ¿Compras ilimitadas en el secundario? ¿Intervención del FEEF en el primario y en los plazos largos de los bonos? Lo insinuó todo, pero no dijo nada. "Daremos detalles sobre la guía a seguir en las próximas semanas. No es necesario ser más específico", sentenció. En todo caso, la munición que le queda al FEEF es limitada: unos 150.000 millones, tras descontar los 100.000 comprometidos para tapar los agujeros de la banca española.
Si es un acuerdo, las dos partes deben conocer los detalles. Draghi ha planteado ceder más soberanía nacional. Pero el país que firmará el memorándum de entendimiento (otro MoU) no conoce con (ningún) detalle qué se le ofrecerá a cambio. Lo que está claro es que España e Italia deben ir de la mano: son la cuarta y la tercera economía de la eurozona, con unos PIB de 1,07 y 1,9 billones de euros, respectivamente.
Las necesidades de salir al mercado de España este mes son inexistentes. El Tesoro, como en los últimos años, no convocará la subasta de obligaciones programada para el 16 de agosto. Solo quedan las de letras del 21 y el 28 de agosto, que es papel a corto plazo y que no debería suponer graves problemas de colocación. Nuria García Manteca, de Ahorro Corporación, considera que la fecha, analizada en términos políticos para solicitar el rescate, podría ser octubre, cuando España afronta vencimientos por 29.286 millones de euros.
¿Qué ofrecerá el BCE?
Una vez el Gobierno se retrate y pida el rescate de la deuda, se abre un abanico de opciones. Las opiniones de los analistas son diversas. Insinuó que el BCE, además de la intervención del actual fondo de rescate, podría comprar bonos en cantidades importantes, aunque no concretó cifras. Los analistas de Nomura critican, de hecho, la opacidad del BCE y advierten de que el daño causado a la institución tardará años en repararse.
Draghi también abrió la puerta a monetizar la deuda en lugar de esterilizarla; en otras palabras, dejó entrever que está dispuesto a darle a la manivela de imprimir billetes y crear inflación, como lleva haciendo la Fed desde el primer quantitative easing, después de la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. En todo caso, los analistas discrepan sobre esta medida: "Creemos que el BCE continuará esterilizando las compras, aunque tal vez a través de las cuentas o de bonos en lugar de depósitos a plazo", señalan desde Citi.
La licencia bancaria para el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) parece un asunto complicado y al que Alemania se opone frontalmente. Draghi descartó incluso que con esta fórmula pudiera tener acceso a la liquidez ilimitada de las subastas del BCE.
¿Habrá más recortes?
El MoU para rescatar a la banca ya incluye en el punto 31 referencias explícitas a condiciones macroeconómicas: subir el IVA (realizada), retirar la deducción por compra de vivienda habitual (realizada), poner en marcha las reformas del mercado laboral (realizadas), liberalizar los servicios (en proceso) y poner orden el déficit de tarifa de las eléctricas (en proceso).
Este rescate sería diferentes a los de Grecia, Irlanda y Portugal, países que cedieron la mayor parte de su soberanía. Está por ver qué pasará en España. A los rescatados, en sanidad se les exigió un férreo control del gasto, con recetas casi en racionamiento y aumento del número de pacientes por médico, entre otras medidas. En Irlanda, ha habido despidos en la función pública y los nuevos funcionarios entrarán cobrando menos. En Italia, que no ha sido rescatada, ya se han congelado las pensiones; en Grecia directamente se han recortado.