Empleado conectado (y trabajando) las 24 horas
Las tecnologías difuminan las fronteras entre vida personal y laboral, sobre todo entre los ejecutivos con más responsabilidades
Una llamada de trabajo al móvil fuera de horario de trabajo. Se atiende. Un mensaje de texto. También se contesta. Un documento importante llega a la Blackberry. Hay que leerlo aunque sea la hora de la cena. Unas situaciones que son bastante cotidianas para cualquier directivo. Y es que gracias a la conectividad permanente debido a los smartphones y tabletas, la oficina va con el trabajador, que se convierte en un empleado abierto las 24 horas.
La empresa de búsqueda de profesionales Randstad ha realizado un estudio mundial para averiguar si esta es una tendencia real y creciente. En primer lugar se han encontrado con que un 39% de profesionales afirma que su empresa espera de él disponibilidad absoluta ante su puesto de trabajo. Esta cifra varía considerablemente de un país a otro: desde el 64% de chinos o el 61% de indios de los que se espera disponibilidad las 24 horas del día, hasta el 22% de daneses o el 23% de suecos.
En España, el 40% asegura que su empresa le pide estar disponible las 24 horas. "Está claro que puede haber un mal uso y un abuso. Es algo real", asegura Iñaki Lozano, director general de BICG, consultora especializada en innovación en las formas de trabajo. "De lo que se trata es de encontrar una cultura acorde a las necesidades de la persona y de la empresa".
En España, el 40% de los encuestados asegura que debe estar disponible día y noche
El teletrabajo ha permitido superar la variante espacio, pues se puede trabajar alejado de la oficina, en el hogar, lo que permite conciliar con la vida familiar más fácilmente. Pero incluye incógnitas en el vector tiempo, explica este directivo. "Tener la disponibilidad para trabajar las 24 horas, en algunos casos acelera las respuestas y los procesos, pero también recrudece los conflictos familiares y puede llevar a una espiral de estrés en otros casos".
La encuesta, recogida en el informe trimestral Randstad Workmonitor, se ha realizado en 32 países mediante 14.779 entrevistas a personas entre 18 y 65 años que trabajan un mínimo de 24 horas a la semana.
Este estudio señala como conclusión que las fronteras entre la esfera personal y laboral se difuminan. De hecho, el 56% reconoce que trabaja en su tiempo personal. Un porcentaje que se eleva al 64% en el caso español.
Básicamente la intromisión se produce a través de correos electrónicos y llamadas al móvil. El 65% afirma que recibe esas comunicaciones, un 68% entre los empleados españoles. Pero la barrera también se rompe al revés. Un 42% de los trabajadores reconoce que realiza tareas personales en sus horas de trabajo (la misma proporción que en España). Incluso así, en general esta diferencia perjudica al empleado, que hace más trabajo en casa que asuntos propios en la oficina.
"Las tecnologías destruyen claramente las fronteras entre la vida personal y profesional", destaca Ricardo Pérez, profesor de Sistemas de Información en IE Business School. Explica que, aun así, el futuro pasa por la flexibilidad y trabajar por objetivos, una meta para la que las tecnologías son muy útiles. "Pero me temo que las empresas españolas tienen todavía una cultura presencial del trabajo y piensan que si llaman a las once de la noche, el empleado debe responder". ¿Y si se niegan? "Pues lo llevan mal si los demás compañeros miran la Blackberry".
Un problema que se agudiza en el caso de los directivos. "Se dan paradigmas más exacerbados, porque en general los ejecutivos tienen un mayor compromiso, una disponibilidad voluntariamente aceptada, lo que les puede llevar a un conflicto personal", cree Diego Miranda, director de tecnologías de la información de Randstad. "Pero desde luego favorece dar una respuesta muy rápida ante un conflicto importante".
"Yo tengo un horario de 24 horas los siete días de la semana", confiesa Miranda. "La conectividad me permite dar solución de una forma más sencilla y desde casa". Pero reconoce que las empresas deben ofrecer a sus empleados con dispositivos un código de conducta. "Hay que poner sentido común. No todos los e-mails que recibimos son urgentes. Hay que aprender a no contestar cuando la situación no lo requiera", señala Pérez.
Francesca Sagramora, directora de recursos humanos de Procter & Gamble (P&G), cree que las nuevas tecnologías son herramientas que permiten avanzar hacia un equilibrio entre nuestra vida profesional y personal. "Son buenos complementos de políticas de flexibilidad. Nosotros tenemos un horario flexible de entrada, entre las 7.30 horas y las 10 horas, y los viernes la compañía ofrece a sus empleados la posibilidad de salir a las 13 horas. Y por otra parte, la empresa permite que los empleados realicen gestiones personales durante su horario laboral, en la confianza que tiene en que estos sabrán recuperar el tiempo de manera provechosa". "Es una cuestión de confianza", confirma el profesor de IE, "precisamente lo que falta en las relaciones entre empresas y empleados en España".
En P&G los trabajadores disponen de smartphones y un alto porcentaje de la plantilla posee un portátil. Reconocen que no tienen un protocolo que limite el uso de esta tecnología en el hogar. "Somos conscientes de la importancia que tiene un correcto equilibrio de lo personal y lo profesional. Lo óptimo es trabajar enfocados en la productividad y el compromiso del empleado con los objetivos, para lo cual es fundamental la motivación, y esa motivación pasa también por el correcto descanso del empleado", explica su directora de recursos humanos.
Y es que los límites, al final, también serán buenos para la empresa. "En general, un empleado motivado es más productivo, por lo que hay que tener en cuenta el no estresarlo", señala el ejecutivo de BICG. "En algunos casos las tecnologías aceleran la respuesta, pero también pueden crear una espiral de estrés. Las empresas deben ser muy respetuosas con la vida privada de las personas".
Algo que comparte el profesor del IE: "A corto plazo permite ganar productividad. Pero a largo plazo es insostenible. Tendremos una generación de gente quemada, de esposas y maridos que se enfadan contigo porque no desconectas en casa. El mensaje es que hay que trabajar en ser productivo, no en tener una cultura presencial también en casa".
Consejos Amaestrar al jefe
"Se espera que estés conectado constantemente al correo, a los mensajes o al Whatsapp. Es algo malísimo desde el punto de vista personal y muy negativo en cuanto a la eficacia", responde Nacho de Pinedo, consejero delegado de ISDI, escuela de negocios enfocada en la gestión de empresas de internet.Y ofrece varios consejos. El primero, desconectar toda relación con la oficina en los momentos personales. "Y es que nos acostamos con el iPad y nos levantamos con el iPad". El problema es si el jefe espera que se responda a un e-mail cuando estás en casa. "Hay que entrenar al jefe. Seguramente él te manda un mensaje para pasarte un asunto, pero no espera que respondas. Si lo haces, se acostumbrará. Es una cuestión de estímulo-respuesta. Lo mejor es contestar en la oficina".También explica que todos poseemos un estímulo adictivo "como la cocaína" para responder a los correos, pero hay que hacerlo por prioridades. Y describe algunas técnicas para enfrentarse al trabajo. Por ejemplo, no encender el ordenador nada más llegar a la oficina, sino esperar 30 minutos, en los que pensar los objetivos para el día. Y concentrarse en tandas de 25 minutos, con descansos de 5.