China cambia su modelo urbano
La frenética urbanización en China puede cambiar a mejor. La Julliard School, una de las mejores escuelas de arte y música de EE UU, ha elegido la ciudad de Tianjin para un nuevo instituto. La elección de la sede no está motivada solo por el amor a las artes escénicas, pero poco importa siempre y cuando la jungla urbana de China sea más habitable.
No es difícil ver por qué Julliard eligió Tianjin. La ciudad ofrecerá a la escuela un nuevo campus de renta libre, según una persona cercana a la operación. El nuevo emplazamiento, en el centro de Yujiapu, está a una hora en coche de Tianjin. Pero las líneas de tren de alta velocidad deberían reducirlo a unos pocos minutos, haciéndolo también accesible desde Pekín en una hora. Financieramente, podría suponer una gran victoria. El campus debería estar al alcance de una creciente población de clases medias. China ya proporciona una décima parte de los estudiantes de música de Julliard en EE UU.
Las razones de Tianjin tampoco son puramente artísticas. Las grandes ciudades reclaman los símbolos de Occidente para mostrar sus credenciales. Por ejemplo, el campus de Shanghái de la Universidad de Nueva York, que tendría que abrir el año que viene, o los fichajes de futbolistas como Didier Drogba por equipos chinos. Si bien hay sitio para la discordia, esta debería ser menor. Al evitar el teatro y la danza, Julliard no habría de ser objetivo de los censores chinos, y al no ofrecer graduados oficiales tampoco necesitará preocuparse sobre la equivalencia de los títulos.
China está construyendo ciudades en una cantidad alarmante, en torno a 20 al año, y debería suponer el 38% del crecimiento global de suelo urbanizado entre 2010 y 2015. Eso es una gran expansión. Cualquier idea para hacer las ciudades más armoniosas merece ser escuchada.