Microsoft, en clara desventaja
Microsoft ha conseguido sorprender gratamente. Considerando su pobre registro de ventas en aparatos para el consumidor, pocos se habrían sorprendido si hubiese producido otro fiasco en su incursión en el mercado de las tabletas. Pero con la Surface de Microsoft parece que ha aprendido la lección. Aunque con otras marcas ya bien arraigadas, ofrecer un producto decente no es suficiente.
El consejero delegado de Microsoft, Steve Ballmer, tenía buenas razones para intentarlo. Se espera que las ventas de PC se estanquen este año, mientras las tabletas crecen a un ritmo del 50%. Ese mercado está dividido entre el iPad de Apple y todos los que utilizan el sistema operativo Android, de Google. Eso deja a Microsoft fuera. Desgraciadamente, la producción de aparatos para el consumidor nunca ha sido su fuerte. Seguro que la Xbox es una consola de éxito. Pero su reproductor de música Zune fue objeto del escarnio popular, y su smartphone orientado a las redes sociales, el Kin, murió tres meses después de su puesta a la venta. Pero su gama de tabletas parece atractiva. Son finas, ligeras y tienen características útiles, como una cubierta que sirve también como base y teclado. Y encajarán bien con el software de la compañía, el Office, siendo atractivas para el consumo laboral.
Microsoft se ha cubierto las espaldas con inteligencia produciendo tabletas que funcionan tanto con procesadores Intel o ARM. Así, los usuarios pueden optar por una que imite todo lo que puede hacer un ordenador, o comprar otra con menos aplicaciones y una mayor duración de la batería.
Pero también hay algunas preocupaciones. Microsoft pasó por alto temas como la duración de la batería, el precio o cuándo se podrán comprar. Pero la mayor preocupación de todas es que los ecosistemas de iPad y Android ya le llevan años de ventaja, es decir, más usuarios, aplicaciones y distribuidores. Para alcanzarlos, lo bueno puede no ser suficiente.