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"No descartes que haya que pedir un porrón de dinero para la banca"

"No descartes que haya que pedir un porrón de dinero para la banca". La frase es de Luis de Guindos un viernes de septiembre, dos meses antes de las elecciones generales, cuando sólo era un asesor financiero de Mariano Rajoy. Conocía bien cuál era el estado de los balances (era consejero de una entidad española) y conocía mejor cómo funcionan los mercados financieros, y de qué volúmenes de capital se habla para estabilizar la situación.

Lo único que no sabía entonces Luis de Guindos es que iba a ser el ministro de Economía, "que será el personaje más odiado de este país durante los dos próximos años por los sacrificios que habrá que pedirle a la gente", según comentaba. Pero si tenía ya entonces una preocupación por el marchamo de los acontecimientos funancieros, las dificultades que se encontraría el proyecto Bankia que acababa de debutar en el mercado bursátil, y la posibilidad de una fusión con alguna entidad más grandes (¿La Caixa, el BBVA, ?).

Fiel al propio progranma del Partido Pupular, las primeras decisiones financieras del Gobierno fueron reforzar las provisiones sobre el crédito problemático, en vez de elevar capital como hasta entonces, con un decreto que exigía a las entidades la aportación de una cantidad que rondaba los 54.000 millones de euros, a provisionar entre 2012 y 2013, y con facilidades temporales para quienes entrasen en procesos de fusión. Pero el mercado comenzó a pedir más y más capital, y a presionar al Gobierno a poner nuevos diques de contención del riesgo. Guindos puso en marcha un segundo decreto con otros 28.000 millones de euros adicionaoles de provisiones sobre el crédito inmobiliario sano, la bomba en potencia que tenía identificada el mercado, aunque quizás no estalle nunca.

Pero el crédito que había ganado el nuevo Gopbierno con sus primeras medidas económicas se estaba diluyendo, y volvía la desconfianza sobre el sisteam bancario, al que identificaba sin distingos como un mal durmiente que terminaría por rebelarse. Por ello exigió, vía autoridades comunitarias, auditorías y valoraciones independientes para determinar las necesidades de capital que conoceremos en los próximos días.

Y con ellas permitir que las entidaes puedan solicitar inyección de capital al fondo de rescate europeo. Algo que ocurrirá sin remedio ya, y que el ministro Guindos tenía bastante claro en septiembre. "No descartes que tengamos que pedir un porrón de dinero para la banca". Todo el mundo sabía que una parte de las cajas de ahorro no soportarían el tirón, y que los procesos de fusiones, frías y calientes, no habían hecho otra cosa que dilatar la solución para terminar poniendo de rodillas al país y al Gobierno que se enfrente al problema.

Ahora ese porrón de dinero tendrá que pedirlo el Gobierno, porque todas esas entidades están nacionalizadas, y tendrá que hacer lo posible porque las condiciones del rescate se limiten a la banca (las cajas) y no a la política presupuestaria y económica del Gobierno.

Tenía usted razón, señor Guindos: Tenemos que pedir un porrón de dinero para la banca.

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