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Cinco Sentidos

Yate nuevo busca comprador (extranjero)

La italiana Azimut refuerza su presencia en España mirando al turismo de lujo

El mercado ha caído un 70% en los últimos años. El cliente nacional que compraba barcos ha desaparecido". Ese es el panorama que se encuentra el mundo náutico en España, en palabras de Francisco Rivas, director general de Marina Estrella, distribuidor español de yates y veleros. "El objetivo es conseguir los clientes internacionales que pasan temporadas en España o tienen la residencia aquí", asegura.

Este pasado jueves, Marina Estrella presentaba su nueva alianza con el astillero italiano Azimut, uno de los grandes del sector. Hasta ahora, el distribuidor catalán vendía yates del armador inglés Sunseeker. Mostraban este nuevo acuerdo en la Feria Flotante de El Masnou (a 15 kilómetros de Barcelona), puerto deportivo y cuna de la náutica de recreo y competición en España, que acoge hasta el domingo el salón con barcos nuevos y de ocasión.

Rivas explica que actualmente el 80% de sus clientes es internacional, una apuesta que van a seguir reforzando. "Hemos perdido una parte importante de la clientela, aquella que apareció con el boom del ladrillo y ahora ha desaparecido. Y encima el acceso al crédito o a las operaciones de leasing se ha complicado", coincide Nuria Riera, responsable comercial de Marina Grup, distribuidora de los barcos ingleses Sealine y de los italianos Sessa. Además, señalan los expertos del sector, en el mercado de ocasión se han hundido los precios, debido a los apuros económicos de muchos dueños de barcos, lo que hace más complicado vender yates y veleros nuevos. Es más, el mantenimiento supone un gasto entre un 15% y un 20% anual del precio de la embarcación, lo que ha llevado a muchos dueños a deshacerse de sus joyas. La Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN) confirma que existe un desplome en las matriculaciones de embarcaciones de recreo, desde las 12.617 de 2007 hasta las 5.189 de 2011, un año que volvieron a decrecer un 11%.

"Para los barcos grandes no hay crisis", señalan desde Azimut

Azimut aprovechó el evento para mostrar alguna de las novedades de yates a motor con las que sorprender al cliente, los fly (con dos puentes de mando, uno en la parte superior) 45F, 48F y 53F y el más grande 62S Italia, de 62 pies (18,9 metros) de eslora. Es precisamente el segmento más exclusivo, el de los grandes yates, el que mejor se comporta y que tiene un precio medio de 5,6 millones de euros a partir de los 80 metros de eslora, según ANEN. "Para los barcos grandes no hay crisis. Es la clase media quien ya no tiene acceso", reconoce Ugo Garassino, director comercial de Azimut, llegado a Barcelona para presentar las novedades de la marca. "La venta de megayates no ha caído", confirma Rivas, aunque en España apenas se hacen encargos gigantes.

Pero no solo España sufre la crisis. Los países costeros en general, como Italia y Francia, también se ven afectados. Si hace unos años el 50% de las ventas podían hacerse en el Viejo Continente, explica Garassino, ahora apenas supone un 25% de los ingresos. Solo los rusos, alemanes y, algo menos, los ingleses siguen tirando de la demanda. Y esos residentes o turistas, que prefieren tener el amarre en España, son los más deseados. Fundamentalmente la facturación mundial se mantiene, explican los consultados, gracias a mercados que despuntan como Brasil, Oriente Medio, Rusia y México.

Azimut compite con otras casas italianas como Ferretti, San Lorenzo, Sessa, las británicas Sunseeker, Princess, Sealine y las españolas Astondoa y Rodman. "El diseño italiano se vende muy bien", presume Garassino, quien apunta que los millonarios que buscan grandes barcos también se fijan en los detalles interiores, sobre todo en los yates a motor, no tanto en los veleros, cuyos dueños suelen ser más conocedores del mundo náutico.

Garassino explica que a partir de 24 metros de eslora, la personalización es mayor. Su filial Benetti, enfocada a la construcción por encargo de grandes barcos, permite interiores con 30 variedades de madera, más de 500 telas, diferentes piedras, como el mármol, vajillas e incluso esculturas y pinturas especialmente diseñadas para cada comprador.

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