Italia y Grecia marcan la vía hacia una gestión técnica
La llegada de Papademos y Monti no basta por ahora para convencer a los inversores.
El nuevo presidente del Gobierno debería ir poniendo las barbas a remojar. Los mercados no concedieron a los nuevos Ejecutivos de Italia y Grecia los tradicionales 100 días de gracia. Apenas si les otorgaron 100 horas para poder hacerse cargo de los mandos de la Administración y empezar a desgajar alguna reforma.
La llegada de los nuevos Gabinetes no se ha dejado sentir especialmente en los desbocados indicadores financieros que tanto contribuyeron su acceso al poder. En España, aunque la alternancia se produce a través de las urnas, lo que se espera del nuevo Gobierno es que siga el estándar tecnócrata: pocos ministerios, anuncio de ajustes presupuestarios y seguimiento al dictado de las instrucciones que vengan de Berlín.
Con todo y con eso, el perfil técnico no es suficiente. El viernes, el Parlamento italiano aprobaba el nombramiento de Mario Monti como nuevo primer ministro. El respaldo fue abrumador (556 votos a favor por 51 en contra). El excomisario de la Unión Europea asumirá también la cartera de Economía y ha anunciado un amplio programa de reformas. Sin embargo, la prima de riesgo italiana tan solo registró una leve moderación, al bajar de los 500 puntos básicos.
En Grecia, el Ejecutivo encabezado por Lucas Papademos consiguió el miércoles superar la moción de confianza a la que se sometía en el Parlamento. El viernes, presentaba el Presupuesto para 2012 a los expertos de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional que encabezan la denominada troika y que deben establecer si Grecia se encuentra en la senda correcta. Los mercados, mientras, a lo suyo. La prima de riesgo de Grecia sigue por encima de los 2.600 puntos y las dudas hacia la viabilidad de sus cuentas públicas y su mantenimiento en el euro siguen tan vivos como en el momento de máxima tensión.
El cambio de Gobierno a través de las urnas tampoco garantiza una mayor tranquilidad de cara a los mercados. En Portugal, que solicitó la ayuda del fondo de rescate europeo, siguiendo los pasos de Grecia e Irlanda, el Ejecutivo de José Sócrates convocó unas elecciones que perdió.
El 5 de junio, el dirigente de centroderecha Passos Coelho accedió al poder y anunció nuevas medidas de ajuste. Sin embargo, su designación coincidió con reiteradas revisiones a la baja de la deuda portuguesa por parte de las agencias de calificación, y la prima de riesgo pasó de los 750 puntos básicos a superar los 1.000 puntos.
Los analistas coinciden en que, una vez que la desconfianza ha calado en la percepción de un país, enderezar la situación es muy complicado, máxime cuando la propagación de las crisis de la deuda a 12 países europeos demuestra que las soluciones deben ser mucho más europeas que nacionales.