Los nuevos gestores de Sacyr estudiarán una desinversión parcial en Repsol
Tras el derrocamiento de Luis del Rivero como presidente de Sacyr, los nuevos gestores parecen dispuestos a ejecutar una de las peticiones que hicieron en el consejo del jueves: vender parte de las acciones en la petrolera (entre el 5% y el 10%). Esta operación se enmarcaría en un plan de viabilidad financiera del que no son ajenos los bancos acreedores.
La reunión celebrada el viernes en la sede de Repsol entre el presidente de la petrolera, Antonio Brufau, y los nuevos hombres fuertes de Sacyr (su presidente, Manuel Manrique y los vicepresidentes Demetrio Carceller y Juan Abelló) dio poco de sí mediáticamente. Fuentes de Repsol se limitaron a decir que había sido "cordial y provechosa". En realidad, sus participantes habían llegado a un pacto de silencio.
Al día siguiente del golpe de mano por el que el consejo de la constructora derrocó a Luis del Rivero como presidente, muchas incógnitas seguían abiertas: qué ocurre con el pacto con Pemex, con la refinanciación del préstamo por la petrolera o si dimitirá Del Rivero del consejo de Repsol. La operación contra el primer ejecutivo de la constructora se interpreta como un servicio prestado, que alguien deberá pagar.
Todo apunta, y a buen seguro fue uno de los asuntos tratados en la reunión, a que los nuevos gestores abordarán una desinversión parcial de la participación de Sacyr en la petrolera, entre un 5% y un 10%, como parte de un plan de viabilidad financiera. Es también, afirman fuentes empresariales, una de las recomendaciones de los bancos acreedores. Con la cotización actual de Repsol en 21,7 euros por título, la venta del 5% captaría unos 1.300 millones. Una cifra muy cercana a la que suman los bancos que pretenden abandonar el sindicato de acreedores (Citibank, ING, BPI, Espírito Santo y RBS, entre ellos).
Desinversión
El volumen de la venta plantea división en Sacyr, que vería reducido su patrimonio y, por tanto, el tamaño de la empresa. Aunque su capacidad de pago de la nueva deuda, a través del dividendo de la participada, o su generación de caja por actividades como constructora, prestadora de servicios y concesionaria, se mantendrían intactos.
Respecto al acuerdo accionarial con Pemex, que otorga a esta y a Sacyr el 29,5% de los derechos de voto en Repsol, el consenso es que está acabado. La hipotética desinversión lo diluiría y también la amenaza de las modificaciones de los estatutos de Repsol para declarar un conflicto de interés, con el peligro para el grupo mexicano de ser expulsado del consejo de Repsol al tomarse como un competidor.
Dichas modificaciones están pendientes de ser ratificadas en la reunión del consejo de la petrolera española que se celebrará el próximo miércoles. En él podría despejarse otra de las dudas que planean en el ambiente: si Del Rivero dimite o no de su cargo de consejero dominical y vicepresidente. En el triángulo Manrique-Carceller-Abelló se da por seguro que dimitirá. Podría no hacerlo y forzar una destitución, pero, dicen, no ganaría nada.
Mientras tanto, el socio mexicano prefiere no pronunciarse, y se limita a reiterar que su pacto lo firmó con Sacyr, y no con Luis del Rivero. Otras fuentes de la constructora aún sostienen, asimismo, que la intención de la empresa es mantener vivo el pacto como arma para la negociación.
Minusvalías
5.292 millones es lo que vale en el mercado el 20% de Repsol en manos de Sacyr. La empresa pagó 6.525 millones en 2006.