La crisis genera apego a la silla y la huida del mejor talento
El 37% de directivos y mandos medios sopesa cambiar de trabajo, según un estudio
Con una cifra de parados que alcanza casi los cinco millones, el 80% de quienes tienen trabajo asegura sentirse satisfecho en su puesto frente al 71% que así se reconocía en 2006. La crisis ha acentuado el apego al puesto de empleo pero también la estampida de quienes poseen más talento, son más jóvenes o no tienen cargas familiares, tal y como demuestra el estudio de Mercer tras una encuesta a 2.000 trabajadores españoles, de mediana y gran empresa.
El estudio recoge las respuestas ofrecidas en el primer semestre de este ejercicio, "cuando la situación parecía que mejoraba respecto a estos momentos", aclara Alberto Puente, socio de Mercer. En el informe también se observa un dato relevante respecto de 2006 y es el empeoramiento en siete puntos de la conciliación entre vida personal y laboral.
Hace cinco años, cuando España se encontraba en pleno crecimiento económico, los candidatos que aspiraban a cambiar de sus empresas eran solo el 21% frente al 30% actual.
El 80% de los encuestados dice sentirse satisfecho con su puesto
Entre los que están considerando "seriamente dejar la organización" destacan los menores de 24 años de edad, de hecho el 38% de estos trabajadores manifiesta estar buscando nuevas oportunidades.
Pero no son los únicos. También el 37% de los directivos y mandos intermedios lo está sopesando seriamente. Un 25%, sin embargo, se mantiene apático, le da igual quedarse que marcharse, algo que cerciora la desidia generalizada en esta situación económica.
"La conclusión actual tiene una lectura que es la pérdida del talento. Los directivos y los mejores especialistas nunca presentan problemas para encontrar trabajo ni en tiempos de bonanza ni en crisis y suele ser la gente que se va", interpreta este experto y socio de Mercer.
Los que se quedan, por su parte, menguan su compromiso laboral, como lo demuestra el hecho de que en el año 2011 únicamente el 58% de los empleados aseguró sentirse muy ligado a su compañía. En el anterior informe, del año 2006, las implicaciones de los trabajadores con su firma eran mucho más fuertes y alcanzaban el 63%.
"Es una reacción normal a la crisis porque en este tiempo ha empeorado el compromiso de los trabajadores después de que sus expectativas se vieran frustradas por la economía, y además, se ha tenido que soportar la carga de quienes se han marchado", añade Alberto Puente.
Comparándose con el resto del mercado, la mitad de los encuestados, sin embargo, se muestra más o menos contento con su compensación económica total. Según el socio de Mercer, "la empresa ha mejorado en la política de retribuciones. Hace 10 años existía la sensación del café para todos, pero ahora el 31% piensa que se le recompensa mejor un determinado trabajo frente al 15% que así lo consideraba hace cinco años".
El estudio indaga, además, en varios aspectos del salario y, en general, se produce una mayor satisfacción que hace un lustro. El 76% reconoce que tiene claramente definidos los objetivos de su trabajo, aunque exista un 62% que considera que la firma donde trabaja no ajusta el salario al desempeño, o lo que es lo mismo, que podría ganar más si se tuvieran en cuenta las responsabilidades que se le exigen.
Respecto a la carrera profesional, lo que ha ocurrido es una clara tendencia por parte de las organizaciones a mejorar el desarrollo laboral en los últimos cinco años. Aunque todavía falta mucho para compararse con el sistema anglosajón, el 48% de los encuestados manifiesta que su empresa ofrece buenas oportunidades para formarse en la mejora de habilidades. No obstante, los trabajadores critican de su organización la falta de información y comunicación.