El UBS no tiene alfombra mágica
Para los banqueros de inversión es fácil moverse por el mundo. Pero para los bancos de inversión es otra historia. Que se lo pregunten a UBS. La entidad de crédito suiza está planteando trasladar su banca de inversión al extranjero. Pero desplazar es un concepto tramposo para los servicios financieros. Tampoco está claro cómo podría beneficiar la separación del banco de inversión de UBS. El problema para la entidad es cómo convivir con la propuesta helvética de un ratio de capital del 19%. Moverse a otra jurisdicción significaría estar sujeto a unos requisitos de capital menos estrictos. También podrían reducirse los costes de financiación de la banca privada dominada por la parte de UBS establecida en Suiza. En total, las nuevas partes de la entidad podrían ahorrar más de 1.500 millones de francos suizos.
Pero es importante recordar que estos beneficios podrían aplicarse solo si el negocio se desgajara por completo, por ejemplo, con una escisión. Y en ese caso, la pérdida de sinergias con el banco privado superarían las ganancias de funcionar con menos capital.
No está claro exactamente el valor de estas sinergias. Credit Suisse cree que el 15% de sus ingresos en 2010 vienen de la "colaboración". Aplicar ese porcentaje en UBS supondría 2.250 millones de francos para la entidad.
Habría cierta lógica en convertir en filial al banco de inversión de UBS. Si se demuestra a los reguladores que se podría darse cuerda al negocio con facilidad en una crisis, se podría ganar un descuento desde el 19% al 16%.
Esa medida ahorraría 400 millones de francos suizos al año frente a los costes de la llamada Swiss finish. Londres o Nueva York sería la base natural de la filial. Aunque en realidad donde se ubique no es lo que de verdad importa.
Margaret Doyle