La generación mejor preparada...¿o no?
Los jóvenes españoles tienen carencias formativas para ser competitivos globalmente
La generación mejor preparada de la historia no encuentra oportunidades para emplearse. Ese es el drama. Esta sentencia la repiten los políticos para describir la situación de los jóvenes españoles, sobre todo desde que el Movimiento 15-M, acampado en la Puerta del Sol y en otras plazas de España, ha canalizado el descontento de aquellos que ven nuevas barreras tras la crisis. Pero, ¿es tan real la frase de que esta es una generación extraordinariamente preparada? ¿Son tan competitivos como sus coetáneos europeos? ¿Están bien valorados a nivel global?
"No creo que sea la generación mejor preparada, aunque tampoco la peor. Yo a estos jóvenes les veo cada vez peor en el nivel de inglés, tampoco destacan por su capacidad de esfuerzo y la universidad les sigue formando fundamentalmente en un marco teórico", destaca Miguel del Coso, director de recursos humanos de BuyVip. "Yo veo a la gente muy preparada, con una gran capacidad de esfuerzo y de formación. A nosotros nos ha tocado exportar una gran cantidad de talento y los expatriados españoles están muy bien vistos", cree, sin embargo, Fernando Córdova, mexicano y director de recursos humanos de ING. Estas dos empresas, precisamente, siguen contratando empleados a pesar de la situación económica, por lo conocen bien la oferta laboral.
"Nos cuesta encontrar algunos perfiles de marketing, por ejemplo, con un buen nivel online", señala Del Coso. "Yo creo que en redes sociales, los jóvenes están actualizados y, en general, demuestran ilusión por aprender. Aunque hay carencias en los idiomas y en que ellos crean en sí mismos", concede Córdova.
Para Alfonso Jiménez, socio director de la consultora PeopleMatters, los jóvenes cuentan con "una baja cualificación profesional", ya que la mayoría, explica, no dispone de un título que les habilite para ejercer una profesión, o bien mediante un grado universitario o bien con formación profesional. "Yo creo que no son competitivos", remarca.
Los datos de la OCDE dejan a España en mal lugar en educación. El 65% de los españoles entre 25 y 34 años tienen al menos la educación secundaria, frente al 90% en Suiza o el 83% en la más cercana Francia. La media de los países de la OCDE es del 80%. De hecho, solo Portugal, México y Turquía quedan por detrás. Además, únicamente el 29% de la población dispone de un título universitario. En cuanto a la formación profesional, aquella que ofrece más oportunidades de empleo, el 38% del total cuenta con esta titulación, frente al 88% en Finlandia o el 69% en Holanda.
Pero además, España se enfrenta al problema de un elevado nivel de abandono escolar: el 28,4% de la población no ha completado su educación secundaria y además no sigue ningún tipo de formación, según datos del Instituto Nacional de Estadística. "El gran problema es el fracaso escolar y la tasa de abandono de los estudios universitarios", opina Jiménez. "Hay que canalizarlo hacia la formación profesional", añade.
Además, los expertos coinciden en que los universitarios no salen bien formados de las aulas. "Falta formación práctica", señala Del Coso. "Sigue habiendo carreras de espalda al mercado de trabajo y los jóvenes siguen sin saber idiomas", apunta Jiménez. "Yo voy más allá. La universidad no prepara para competir en el extranjero. No hay ninguna facultad que en el plan de estudios incluya el mandarín. El inglés ya es una commodity en el mercado internacional, se supone que todo el mundo lo habla", asegura Ceferí Soler, profesor de recursos humanos de Esade.
Pero las críticas a la preparación y a la actitud de los jóvenes van más allá. El directivo de BuyVip cree que tienen "poca capacidad de esfuerzo". "Hay poco entendimiento de lo que es una compañía. En las facultades hay una gran relajación y eso se proyecta a las empresas. Es el síndrome de las facultades, que se traslada a las firmas con trabajadores muy jóvenes". Es más, asegura que a día de hoy no son competitivos. "Los jóvenes extranjeros vienen con una mentalidad muy práctica. Con una gran ética del trabajo, con más agilidad y más concentración. Los nórdicos y alemanes están mejor preparados que los españoles. Son gente con una madurez mayor, porque en la universidad se la han exigido", recalca.
El socio director de PeopleMatters es de la misma opinión: "Si yo fuera presidente del Gobierno, exigiría que estudiasen la universidad fuera de su comunidad autónoma, para que maduren antes. La emancipación tardía afecta al trabajo y a su carrera". Precisamente, la movilidad es otro de los problemas hacia donde apuntan los expertos. "A pesar de estar muy bien preparados, les cuesta moverse. Cuando tienen una oportunidad para salir al extranjero, se lo piensan. Yo les diría que el salario no es lo más importante, que prioricen temas como las funciones que van a desarrollar", explica María José Martín, directora de atracción y gestión de talento de Manpower.
"El 20% o el 25% tienen preparada la maleta para viajar. Pero solo ese porcentaje. A muchos les dicen que se muevan 50 kilómetros para trabajar y te dicen que no. Se han criado en una etapa falsa y superficial donde era fácil encontrar trabajo. Ahora se tienen que acostumbrar a una etapa dura y austera", indica también el profesor de Esade.
"La proactividad también les cuesta -añade la ejecutiva de Manpower-, el nivel de emprendimiento no es muy elevado y las empresas necesitan que se emprenda dentro de ellas, requiere de gente que sea innovadora". Aunque Martín es positiva, en general, sobre la competitividad de la generación de veinteañeros: "Están bastante bien preparados. Muchos han salido al extranjero, por lo que han mejorado el nivel de idiomas, son colaborativos, tiene facilidad para conectarse globalmente".
Alrededor de 40.000 estudiantes viajan anualmente a formarse al exterior, lo que para Jiménez es una de las ventajas de esta generación frente a las anteriores. "Significa que hay un colectivo reducido que está preparado y puede servir de ejemplo para otros". Su consultora ha puesto en marcha un programa de reclutamiento de universitarios que hayan disfrutado de una beca Erasmus (para estudiar en alguna universidad de la UE durante uno o dos semestres) enfocado a empresas que lo soliciten, porque, según él, estos alumnos aportan "valor añadido", como los idiomas, flexibilidad, facilidad para la movilidad, "están emancipados y han aprendido una actitud distinta sobre el empleo en otros países europeos".
El gran drama al que se enfrenta esta generación, como recuerda el Movimiento 15-M, es el paro. El director de PeopleMatters lo relativiza. "Cuando se vuelva a crecer se absorberá este desempleo sin problema". Y ofrece un consejo: "Que salgan a formarse fuera, que aprendan inglés y que trabajen en lo que sea. No es bueno que pierdan un año sin hacer nada".
Carlos Escudero. Mckinsey & Company. "Los jóvenes de otros países trabajan antes"
Este gerente de Mackinsey es un ejemplo de las generaciones que empezaron a tener una experiencia internacional. Carlos Escudero (Madrid, 1981) estudió Administración de Empresas en el CEU y más tarde un MBA en el IE Business School. Habla español e inglés y está empezando a estudiar chino. Gracias a su puesto en esta consultora, ha trabajado en 13 países en estancias cortas. "Veo a los españoles expatriados con muy buen nivel y con cada vez mejor nivel de idiomas", señala. De la etapa de la facultad cree que no se ofrece enseñanza suficientemente práctica. "Hay poca experiencia, todo es teórico".Y comparándose con veinteañeros de otros países, remarca que los europeos tienden a trabajar en los veranos, lo que les da una ventaja de experiencia y madurez. "Empiezan a trabajar antes. Nosotros tenemos nula experiencia cuando acabamos la universidad y vamos a una empresa".
Javier Pérez Dolset. ZED. "Están acostumbrados a tener las cosas fáciles"
"Los jóvenes tienen la capacidad para brillar, disponen de formación técnica bastante buena, pero vamos por detrás en el campo de internet, el que cambia más velozmente", asegura Javier Pérez Dolset, copresidente de Zed, multinacional española que desarrolla productos de entretenimiento. Por eso, esta semana, Zed lanzaba el centro universitario de tecnología y arte digital U-tad, donde se buscará la formación en productos digitales, un sector donde hay carencias para captar recursos preparados. "Actualmente los formamos nosotros".Además, señala "la ilusión" como déficit de esta generación. "Tienen los brazos bajados. Y es que les hemos acostumbrado a tener las cosas fáciles, están acomodados. No disponen de capacidad de trabajo como la gente de Asia o de otros lugares, hay una diferencia abismal. O ponen más ganas o será muy complicado que compitan en el mercado global".