La banca teme el fin de los ajustes no traumáticos
Los gestores de recursos humanos de bancos y cajas admiten que se ha perdido talento en las prejubilaciones y reclaman flexibilidad salarial para evitar que se abra la vía de los ERE
Los recortes no han terminado para la banca. La profunda transformación que afronta el sector financiero español, en medio de la peor crisis que se recuerda, se traducirá en nuevos ajustes de empleo. Solo las cajas han prescindido ya de más de 13.800 personas. Sin embargo, desde bancos y cajas advierten que la nueva ronda de salidas podría resultar "más traumática". Hasta ahora el sector financiero se ha vanagloriado de evitar la aprobación de despidos masivos. Pero las tornas podrían cambiar a partir de ahora. Así lo manifestaron los asistentes al desayuno organizado por CincoDías y KPMG con responsables del área de recursos humanos del sector financiero. En su opinión, además, la vía de las prejubilaciones, que ha prevalecido hasta ahora, ha perjudicado a las entidades por la gran pérdida de talento que ha supuesto.
"Estamos haciendo las reestructuraciones usando una variable brutal que es la edad. ¿Qué más da tener 58 años que 44 o que 52? Con las prejubilaciones hemos sufrido una enorme pérdida de talento", expone, secundado por el resto de comparecientes, el director de recursos humanos de Banco Mare Nostrum (que agrupa a las cajas de Murcia, Penedès, Granada y Baleares), Luis Mendoza.
"Con carácter general, el mayor trauma que vive un trabajador de banca es un simple traslado. Por el momento, no está habiendo despidos, cuando en cualquier otro sector una reestructuración así se traduciría en miles", añade el director de recursos humanos de Ibercaja, José Luis Rodrigo. "Aquí la gente se va a casa cobrando un 90% de su sueldo por no ir a trabajar", asevera Rodrigo.
El sector aboga por negociar los convenios año a año
Mendoza, de BMN, considera que el sector no es el responsable de que se haya optado por este modelo de ajustes. "Nos lleva a ello la regulación fiscal y la negociación colectiva que tenemos", afirma. "Y la plantilla lo pide", apunta Josep Manel Ventosa, responsable del personal de Banco Sabadell como director de desarrollo y políticas corporativas. "Algo falla en el sistema productivo cuando alguien quiere cumplir los 55 años para prejubilarse. A esa edad un trabajador tiene un bagaje de experiencia brutal, es plenamente activo y capaz", expone.
Los expertos advierten, sin embargo, que en el futuro inmediato esta situación puede cambiar radicalmente. "El sector está inmerso en un proceso de reinvención, y aquellas entidades que quieran acceder a ayudas públicas van a tener que seguir realizando procesos de reestructuración, tanto en número de empleados como de oficinas", cuenta Eduardo Gómez, director de servicios financieros de KPMG, que recuerda que esta ha sido una de las exigencias del Banco de España. "Y con el FROB en la mano, parte de esa reestructuración será traumática", concluye el responsable de Sabadell.
Un convenio cada año
Por otra parte, los responsables de la banca siguen con gran expectación la reforma de la negociación colectiva que preparan actualmente Gobierno, patronal y sindicatos. Tanto las cajas como los bancos negocian actualmente los convenios que marcarán las condiciones laborales de los próximos años. Un periodo que será especialmente clave dado que los bancos, y sobre todo las cajas, afrontan un proceso de transformación sin precedentes. El saneamiento del sistema, y las exigencias de solvencia impuestas por el supervisor han obligado a unos y a otros a reinventarse en mayor o menor medida. Los responsables de recursos humanos del sistema financiero consideran fundamental que la reforma en ciernes acabe, entre otras cosas, con la renovación automática de los convenios para permitirles modificar año a año las reglas de juego, y lograr una adaptación más rápida a las circunstancias.
Esta cláusula, la llamada ultraactividad, supone que las condiciones fijadas en un convenio siguen siendo válidas indefinidamente hasta que la empresa y los representantes de los trabajadores firmen un nuevo acuerdo. Pero ahora esta figura, que protege al empleado ante cambios bruscos de sus condiciones laborales, podría ser limitada en el tiempo, fijando un plazo máximo para alcanzar un pacto y firmar un nuevo convenio.
"El hombre es el animal con mayor capacidad de adaptación a su entorno. Y ya estamos sobrerregulados, en general, como para regular hoy lo que va a pasar dentro de tres años. Con este panorama, ni siquiera sabemos qué ocurrirá el próximo enero", argumenta Alberto Muñoz Fernández, subdirector general de Banco Popular y responsable del personal. "Por eso, me parece que sería más interesante ir viendo las condiciones paso a paso", ilustra.
"Ir negociando los convenios año a año sería más lógico", le apoya Ventosa, de Banco Sabadell. "Y no solo en cuestión de incrementos salariales, sino en otras muchas cosas, como pagar por la antigüedad cuando se podrían establecer incentivos por productividad...", añade.
Rigidez en los horarios
Otro aspecto que podría ir amoldándose al momento, apostilla Rodrigo, de Ibercaja, es "la rigidez de horarios". "Somos el único comercio que cierra cuando empieza a haber gente en la calle. Tenemos que acomodarnos a las necesidades que surgen, no podemos estar encerrados en normas rígidas convencionales. Hace falta más flexibilidad", asume.
Una pretensión que choca frontalmente con las propuestas que manejan los sindicatos en la negociación del convenio de banca. Estos reclaman que el nuevo acuerdo contemple una reducción de las 1.700 horas de trabajo al año que recogía el convenio de 2007, a 1.650 horas. Las centrales han acusado, además, a la patronal del sector de estar retrasando la negociación del pacto para poder beneficiarse de las nuevas condiciones que se establezcan tras la reforma del sistema de convenios.
Rebaja de sueldo
La gran batalla, sin embargo, sigue siendo la que afecta a las retribuciones. En el caso de las cajas de ahorros, las centrales sindicales se han mostrado dispuestas a una congelación salarial de 24 meses que sea compensada posteriormente. La patronal, sin embargo, ha reclamado una rebaja del 4,5% sobre la inflación para los próximos cuatro años.
"¿Por qué no podemos hablar de salarios?", se pregunta el director de recursos humanos de BMN. En su opinión, el sector atraviesa un momento complicado que requiere "dar un paso atrás" en materia retributiva a cambio de "mantener el empleo".
Más debate genera la pretensión de Berlín de que se desligue el incremento salarial de la inflación. "La productividad es lo más importante, ver cuánto te cuestan cada 100 euros que ganas", avanza el subdirector de Banco Popular. "Desde esa visión, ligar crecimientos salariales en base a algo que no puedes controlar, como es el IPC, no tiene sentido en el momento actual. Y todos los convenios funcionan así. Sé que cambiarlo sería difícil, pero es necesario. Se deben ligar nuestros salarios al cumplimiento de objetivos. Es una cuestión de sensatez, ¿o es que si una entidad no gana dinero, también tiene que subir los sueldos?, concluye.
Productividad o IPC
Para José Luis Rodrigo, el responsable de Ibercaja, la clave no está ahí. "Al final el IPC es solo el mantenimiento del poder adquisitivo, es una reivindicación comprensible. Incrementos superiores no", aduce. "Cambiar el IPC por otro índice es una decisión que a nosotros mismos nos inquieta. Yo creo más en establecer un fijo, y de ligar las retribuciones variables al logro de objetivos", añade. "Lamentablemente hoy en las cajas ese variable es apenas del 7%, que es un margen muy bajo para incentivar logros". Una línea que convence más al representante de BMN. "Nuestro planteamiento sería ligar el fijo a la productividad, y el complemento variable al riesgo", sostiene.
Sobre la polémica despertada por las peticiones de moderación salarial a la plantilla mientras los directivos siguen cobrando bonus, los expertos aseguran que se trata de un argumento torticero. "Es en la banca de inversión donde se cobran los grandes bonus. El nivel de retribución de la banca española no es extraordinario", aduce Eduardo Gómez, de KPMG. Desde Popular y Sabadell afirman que las cúpulas directivas de sus entidades van ya por su tercer año de congelación en sus retribuciones.
Guía útil para evitar traumas en una fusión
Los responsables de recursos humanos de las cajas de ahorros están afrontando, en muchos casos, uno de los retos más difíciles de gestionar: fusionar bajo una sola firma a un grupo de varias entidades. Hasta siete en algunos casos."Es un proceso apasionante", asegura Luis Mendoza, que como director de recursos humanos de BMN ha guiado el matrimonio de las cajas de Granada, Murcia, Penedès, y Baleares. "Se trata de integrar cuatro entidades, que a pesar de ser del mismo sector, tienen cuatro culturas, cuatro territorios, y hasta cuatro acentos". Su caso ha sido especialmente complejo, admiten sus competidores, dado que las cuatro cajas tienen más o menos el mismo peso. "No es lo mismo una fusión que una absorción. Cuando hay un solo patrón todo es mucho más fácil", ilustra. Su experiencia es que el proceso comprende tres pasos: la reestructuración, con los ajustes de personal correspondientes; la integración de culturas; y la vuelta al campo para competir."Un proceso así genera mucha incertidumbre entre los empleados. Y ellos son el eslabón más importante, si tienen dudas se las transmiten al cliente", expone Eduardo Gómez, responsable de servicios financieros de KPMG. "Es fundamental que se motive a la plantilla. Conseguir que dejen la gorra de su anterior entidad y se pongan la nueva", añade. Y para lograrlo todos los expertos recetan el mismo remedio "comunicación con los trabajadores".El responsable de personal de Banco Sabadell, Josep Manel Ventosa, explica que cada proceso de fusión que ha efectuado su entidad ha puesto un asesor externo a disposición de sus empleados para evaluar su perfil profesional y resolver sus dudas. "Si se les informa de todo, evitamos rumores y la gente responde mejor".
Siempre preparados para gestionar nuevos cambios
"La peor estrategia de comunicación es no comunicar, pero algunas entidades han optado por ello", cuenta la directora de recursos humanos de KPMG, Pilar Nieto. En su opinión, las compañías deben estar siempre preparadas para adaptarse a las nuevas situaciones que vayan surgiendo, y eso requiere de un grupo "estructural y global" dedicado a "gestionar los cambios" y guiar a la plantilla en ellos.Una de las experiencias que desarrollan este tipo de unidades es la llamada "experiencia del empleado". La filosofía es analizar todo lo que sentirá la plantilla ante un determinado cambio si la empresa no hace nada. "Eso conlleva nervios, incertidumbre, rumores... Al anticiparlo, se piensa en qué hacer para darle la vuelta a la situación y generar experiencias positivas. Eso relega al segundo plano lo negativo", expone.
El reto geográfico
"Uno de los problemas más complejos es el que genera un solapamiento geográfico", expone el subdirector general de Banco Popular, Alberto Muñoz. En estos casos, cuenta, la parte comercial da su opinión y la de personal la suya. La dirección debe decidir con ambas.