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esteban Plata. Presidente y consejero delegado de Abbott

"Somos una sociedad adversa al riesgo"

Este científico y ejecutivo cree que la educación no crea emprendedores ni pensamiento crítico

El laboratorio Abbott encargó al exministro de Sanidad Bernat Soria un informe sobre la sanidad española. Las conclusiones fueron bastante positivas. Al menos es lo que piensa Esteban Plata (Santa Cruz de Tenerife, 1965). Este doctor en Biología, y número uno de su promoción, abandonó su incipiente actividad de investigador en el CSIC por la empresa. "No me ha ido mal", reflexiona.

¿Qué destaca del informe de Bernat Soria?

Pues que el sistema es eficiente. Pero eso no quita que no haya mejoras posibles. Nuestro Sistema Nacional de Salud es de los más eficientes del mundo. Hay pocos que ofrezcan tal diversidad de servicios al coste actual. Por tanto, debemos preservarlo con una financiación suficiente.

¿El sistema sanitario es sostenible tal como está?

Será sostenible en la medida en que el Gobierno tome una decisión responsable de adecuar ingresos y gastos. Actualmente existe un desequilibrio entre la previsión de inversión en salud y los presupuestos establecidos. Las comunidades autónomas pagan mal y tarde. Solo a Abbott nos deben 500 millones de euros.

¿Cómo propone llegar a ese equilibrio?

Creo que es un debate social. De lo que estoy seguro, porque lo dicen todos los ciudadanos, es de que la salud es lo primero. Debería ser la prioridad número uno en inversión pública. No se puede presupuestar un 5% o un 10% menos.

La industria se quejó de el recorte presupuestario de 2010 en gasto farmacéutico repercutirían en el empleo y a la I+D. ¿Cómo ha afectado?

El sector está preocupado, porque la principal enfermedad de los sistemas sanitarios es la improvisación y las medidas coyunturales. La salud es un proceso a largo plazo, donde no se deben poner tiritas sin tener un diagnóstico claro.

¿Por qué en España surgen menos emprendedores en el campo científico y tecnológico?

Somos una sociedad adversa al riesgo, penalizamos el fracaso. No es una sociedad en la que sea fácil caerse y volverse a levantar. Tenemos una cierta predisposición hacia la seguridad. No es accidental que más de la mitad de los universitarios digan que desearían ser funcionarios. Detrás de eso se esconde un tipo de personalidad y de reconocimiento social. Yo soy hijo, nieto y hermano de funcionarios. También soy posibilista. Hay nuevas iniciativas. La necesidad estimula el ingenio y de situaciones de crisis surgen nuevas formas de hacer las cosas. Y estoy viendo en España iniciativas para canalizar el conocimiento a una expresión empresarial.

¿Y cómo salimos de esta crisis?

Tenemos que adquirir una conciencia de cuál es el esfuerzo que estamos dispuestos a hacer para tener un determinado bienestar. Necesitamos equilibrar esfuerzos con resultados. No es sostenible que vivamos a crédito. Si queremos un determinado estilo de vida y bienestar social, tenemos que hacer el esfuerzo para ganárnoslo.

¿Qué falla para que de la universidad no salgan más empresas?

El punto número uno es el estímulo, el tipo de educación que recibimos, que debe ir más enfocada a la creatividad, a la autorresponsabilidad y la proactividad. Tenemos que estimular a nuestros hijos al pensamiento crítico y creativo. Después, hace falta un tejido social y administrativo que facilite la puesta en marcha de iniciativas.

¿Qué le falta a la investigación en España?

Se beneficiaría de una mayor sensibilidad hacia el conocimiento aplicado. España es un gran país en investigación básica. Si somos capaces de transformar ese conocimiento en otro aplicado, ganaríamos mucho.

¿Por qué no ha habido un mayor desarrollo de la industria farmacéutica en España?

No es fácil hacer un fármaco. El principal factor puede ser la envergadura de la industria. Desarrollar un fármaco cuesta entre 10 y 15 años y entre 800 y 1.000 millones de euros. No es frecuente tener un pulmón financiero que te permita llevar a cabo inversiones de esta naturaleza sin garantías de éxito. Una de las grandes bellezas de la investigación en biomedicina es que no sabes cuál va a ser el resultado final, porque pruebas conceptos.

¿Por qué los estudios destacan a Abbott como uno de los mejores lugares para trabajar?

Lo bueno y lo malo de estas encuestas es que las responden los propios empleados. Es una foto interior. Uno de los factores críticos es el espíritu de corresponsabilidad. Consiste en que somos conscientes de que trabajamos, investigamos o comercializamos productos para el cuidado de la salud. En procesos que tocan la salud de las personas, muchas veces el 100% es lo mínimo que se puede hacer. Se debe saber que cuando se trabaja con un fármaco no hay espacio para errores, se está jugando con la salud de las personas. Es algo que acaba contagiando a los empleados. Yo llevo 20 años y es imposible que me vaya a la cama sabiendo que hay algo que pueda estar relacionado con que una persona pueda estar viva o pueda estar muerta. Esto te lleva a la involucración. Es un trabajo en el que te comprometes por naturaleza.

La cuenta de resultados o la salud

Dirige una de las compañías de éxito del sector, con 1.000 millones en facturación y 1.500 empleados. Pero a toda la industria farmacéutica se le acusa, en ocasiones, de poca transparencia. "Somos víctimas de nuestra propia responsabilidad. El saber que no podemos cometer errores y que cuando los cometemos, lo pagamos. El error de no haber desarrollado un determinado fármaco o un error de calidad. Son fallos que existen y de los que debemos responsabilizarnos. Lo pagamos en mala imagen", cree Plata.Pero incluso se culpa a los laboratorios de mirar más por la cuenta de resultados que por la salud, algo que niega este directivo: "Sí, es posible que esta imagen no nos ayude. En mi experiencia, no ocurre como una forma orgánica ni estructural ni premeditada. Da miedo que eso suceda".

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