El atractivo del bono privado emergente
Durante los últimos 10 años, la reducción del riesgo soberano ha favorecido, de manera significativa, el desarrollo de un mercado de renta fija gubernamental sólido y con gran liquidez en la mayoría de los países emergentes. Este desarrollo ha sido impulsado por una menor inflación y por el crecimiento del PIB, los menores costes de endeudamiento para los emisores y la reducción del ratio de endeudamiento respecto al PIB de los distintos gobiernos centrales.
Estos factores han hecho posible que los gobiernos de países emergentes se financien en sus divisas locales, dejando un vacío para las emisiones en hard currency (dólares americanos, fundamentalmente). Y este espacio ha sido ocupado, principalmente, por corporaciones que han elegido el dólar americano como divisa para emitir sus bonos. La tendencia, que se consolidó en 2005, cuando el volumen de las emisiones en dólares por parte de empresas superó por primera vez al de los gobiernos, se ha venido repitiendo desde entonces. El año 2010 marcó un nuevo máximo en cuanto a emisiones en dólares americanos de bonos corporativos en mercados emergentes, con un volumen de 120.000 millones de dólares, lo que supuso un incremento de 75.000 millones de dólares respecto al año anterior. Esta enorme oferta de bonos corporativos se ha encontrado con una gran demanda por parte de inversores globales, animados por mayores diferenciales, mejores balances por parte de los emisores y mayor liquidez en el mercado (los volúmenes del mercado secundario están experimentando el mayor crecimiento desde la crisis de crédito global), así como por el hecho de que estos bonos emergentes hayan sido incluidos en una serie de índices, lo que ha supuesto su reconocimiento y aceptación a nivel global.
Mike Zelouf. Director de negocio internacional de Western Asset Management