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Columna
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El enredo de las tasas a la banca europea

La gran idea de Michel Barnier no ha ido muy lejos. El comisario de Mercado Interior de la UE quería que los países crearan fondos de rescate nacionales, sufragados por un impuesto sobre sus bancos. Seis meses después de la propuesta, 10 Estados ya han elaborado proyectos. Pero están haciendo estragos en las leyes fiscales nacionales.

Los impuestos tienen diferentes objetivos. La carga británica es más indulgente con los bancos con mayor financiación a largo plazo, y los ingresos van directamente al Gobierno. La tasa alemana no hace distinción entre los vencimientos de la financiación y se limita a pagar por futuras crisis bancarias. El impuesto francés se basa en los activos de riesgo ponderado, no en las cuentas de balance bruto.

El verdadero problema es el alcance. La tasa británica se aplica a las cuentas de balance global de los bancos de Reino Unido, así como las operaciones locales de los bancos extranjeros. Al contar Francia con el mismo enfoque, los bancos franceses, que tienen filiales británicas con unos activos de 206.000 millones de euros, corrían el riesgo de la doble imposición. Esto solo logró evitarse mediante una larga negociación entre los dos países.

El Deutsche Bank, con grandes operaciones en Londres, sufre un problema similar. Su filial en Reino Unido está acorralada por ambos gravámenes, el alemán y el británico. Pero llegar a un acuerdo de doble tasación es difícil, ya que el impuesto británico es de cinco puntos en los pasivos totales frente a los cuatro de Alemania.

Es cierto, el Gobierno alemán pagaría probablemente la cuenta si el Deutsche Bank se colapsara. Pero el Tesoro británico quiere una rebaja para rendir cuentas al apoyo dado a la industria durante la crisis. Como resultado, es probable que el Deutsche Bank pague al Reino Unido la diferencia de un punto básico entre los tipos impositivos de los dos países.

El problema de la doble imposición se ha limitado hasta ahora a estos dos casos. Pero el verdadero enredo puede estar todavía por venir. El sector bancario de Europa del Este está lleno de prestamistas extranjeros. Si esos países deciden imponer tasas mundiales unilateralmente, habrá más negociaciones -los bancos de propiedad francesa representan el 15% en la República Checa y el 7% en Grecia-. Pretendiendo fomentar una mayor integración, los impuestos pueden haber fracturado aún más la UE.

George Hay

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