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Columna
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La divergencia del mundo

Cuál es la amenaza, ¿la deflación o la inflación? Las dos fuerzas están luchando en una economía global todavía dividida entre aquellas desarrolladas deprimidas y el auge de China, India y los países emergentes de Asia. El problema de la deflación está sobre la mesa. El tipo de interés de la Fed es de prácticamente cero, pero el crecimiento es débil y la tasa de inflación es de apenas el 1,2%. Los mercados esperan que se imprima más dinero. Por eso el precio del oro ha alcanzado niveles máximos y el dólar sigue a la baja.

Pero mientras las economías desarrolladas continúan tambaleándose, en otras partes del mundo prevalecen diferentes fuerzas. La semana pasada, India elevó las tasas de interés una vez más para contrarrestar la inflación del 11,3%. El problema del suministro de alimentos es una de las causas. Pero este rápido crecimiento, en torno al 8%, también está empujando al alza a los precios. El banco central de Australia sugirió ayer que pronto se producirá otra subida de tipos de interés. El Royal Bank de Australia señaló que el auge de la inversión minera, impulsada por la demanda china, podría elevar la inflación en una economía que crece por encima de lo estimado.

La divergencia entre la fuerza de Asia y la debilidad de los desarrollados se refleja en importantes movimientos de tipos de cambio. Las monedas asiáticas muestran una tendencia al alza. EE UU presiona con más fuerza que nunca para que China deje que el yuan suba, y está cooperando. Con crecimientos altos y monedas apreciadas, los emergentes de Asia tendrán que importar más, ayudando a Occidente a salir de la depresión.

La inflación de Asia trae consigo una amenaza, como ya se puede ver en Reino Unido, con la subida de los precios más rápido que la de los salarios. La estanflación puede ser un riesgo para Occidente al pescar la inflación asiática y no su dinamismo. La deflación es también otro riesgo: que la recuperación no reviva y que incluso arrastre a los emergentes. Las tipos se mantendrán bajos y es posible una mayor impresión de dinero.

Por Ian Campbell

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