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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El contagio de orilla a orilla

Mientras en Europa se mira con esperanza la mejora de EE UU y se cuenta con que esta locomotora económica mundial se ponga a toda máquina, desde el otro lado del Atlántico se otea con preocupación la orilla contraria. Desde Nueva York a San Francisco, pasando por Omaha, la duda en estos momentos es si la crisis europea llegará a EE UU.

Nadie da por sentado que vaya a haber contagio, pero la atención constante que se está prestando a la situación en Europa Occidental y a la que durante años se ha considerado como emergente es la evidencia más clara de que existe una intensa preocupación por la posibilidad de que la crisis desembarque en América y tumbe los aún frescos cimientos de la mejora.

A finales de mayo, Daniel Tarullo, miembro del consejo de gobernadores de la Fed, expuso en un subcomité de la Cámara de Representantes que, dado el modesto crecimiento económico en EE UU tras una crisis que empezó en 2007, "los problemas de deuda soberana en Europa son, potencialmente, un revés serio".

Para Tarullo, la reacción de los mercados americanos, más pendientes de las manifestaciones en Grecia y de una caja de ahorros cordobesa que de los cinco pequeños bancos que se intervinieron en California y Florida el último viernes de mayo, sólo pone de manifiesto "el alto nivel de integración de las economías estadounidense y europeas y pone de manifiesto los riesgos que para EE UU representa la tensa situación financiera en Europa. La mayor parte de los analistas tienen el mismo punto de vista que Tarullo y ni siquiera Warren Buffett sale estos días de una entrevista sin comentar que está prestando mucha atención a la situación en Europa.

Los problemas pueden desembarcar en EE UU desde el lado bancario, puesto que los ya tocados activos estadounidenses pueden ampliar su deterioro por la exposición que tienen al otro lado del océano. En principio no hay mucha exposición a los llamados países periféricos, entre ellos España. Pero eso no es un alivio, porque sí que la hay mayor a otros países que se verían afectados si cojea alguna de las patas de la Unión. Las fichas del dominó están dispuestas.

El segundo flanco es que innegablemente habría un riesgo sistémico y la titubeante recuperación económica tendría muy difícil recuperarse de una crisis financiera global de nuevo que podría traducirse en un nuevo retroceso de un crédito que aún no se ha normalizado.

Siendo como es Europa el destino de un tercio de las exportaciones americanas, que la economía de la zona se resienta no es buena noticia, como tampoco lo es la rápida apreciación del dólar frente al euro, una circunstancia que sí es buena para la industria europea, pero al otro lado del Atlántico no se recibe con buena cara.

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