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Columna
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La cuestión es el punto de vista

Tony Hayward parece haber aprendido unas pocas duras lecciones. El consejero delegado de BP está, por fin, empezando a pensar en el desastre del Golfo de México como una persona de fuera.

Hayward dijo al Finantial Times que la compañía petrolera de Reino Unido no estaba preparada para las consecuencias del derrame. Además, puede que la empresa lleve sus propias perforaciones en aguas profundas en lugares como el Golfo en lugar de externalizarlas a otras compañías especializadas.

Pensamientos nada extraordinarios en estos días, pero muy diferentes del mensaje de BP de tan sólo un mes atrás. Entonces, la empresa argumentaba que la flotilla compuesta por 80 barcos mostró una excelente preparación para el desastre. Ni BP ni Hayward han sido deshonestos. Dentro de BP, había pocas dudas de que se taparía el pozo mucho antes de que el coste de la operación alcanzara los 20.000 millones de dólares, la cantidad limpió la capitalización de mercado de BP en la primera semana del desastre. Entonces, no existían las preocupaciones que hay ahora sobre el hecho de que el petróleo llegue cerca de Florida.

Pero la subestimación del riesgo y la sobreestimación de la competencia no debería sorprender. BP está o estaba, orgullosa de sí misma. No es de extrañar que su líder creyera que la respuesta corporativa a la crisis era superlativa y que el mundo debía reconocerlo.

¿Por qué BP estaba tan confiada hasta el punto de rozar la arrogancia? La cuestión tiene muchas respuestas -la historia de BP, su estructura organizativa, y posiblemente un legado de culto de John Browne, antiguo CEO-. Con un poco de suerte, el nuevo tono de Hayward marcará el inicio de una profunda autoevaluación.

C. Huges

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