_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Corea, un barrio peligroso

A los inversores rara vez les gusta las guerras o los rumores de guerra. Pero para los mercados globales, la renovada tensión militar en la península de Corea se produce en un momento especialmente delicado. La amenaza a esta gran economía -el PIB de Corea del Sur es cuatro veces más grande que el de Grecia- se suma a la impresión de un mundo fuera de control.

La respuesta de Corea del Sur a la confirmación de que el Norte torpedeó un buque de la marina surcoreano en marzo parece proporcionada, merecida y de menor importancia económica -las sanciones llegarán a golpear un comercio anual de sólo 286 millones de dólares, alrededor del 0,3% del PIB surcoreano-. El efecto sobre los ya empobrecidos norcoreanos puede incluso ser mitigado por China, el aliado tradicional de Pyongyang.

En tiempos económicos más estables, los mercados podrían probablemente absorber este incremento de la tensión coreana sin demasiada dificultad. Todo el mundo sabe que Corea del Norte es peligrosamente impredecible. Los inversores normalmente responden a las acciones de provocación con tan sólo una pizca de preocupación. A veces, incluso interpretan la agresión como un síntoma de desesperación, y un sueño de beneficios potenciales de una consiguiente unificación de Corea.

Esta vez podría ser diferente. Desde el martes, el mercado de valores de Corea había caído un 8% desde el informe oficial sobre el naufragio, y el won cayó en una proporción similar al dólar. Los inversores podrían pensar que las empresas surcoreanas harán frente a mayores gastos de capital o que los gastos militares frenarán el crecimiento del país. O puede que estén simplemente evitando el riesgo político a ciegas.

El miedo es probable que sea exagerado. Una guerra total se puede evitar probablemente, incluso si Corea del Norte toma represalias. Las fuerzas políticas que amenazan a los dos países son completamente diferentes de las que sacuden la confianza en la eurozona. Pero hay una desafortunada similitud. Hasta hace unos meses, los Gobiernos, que han respondido con tanta fuerza a la crisis financiera, eran un alivio para los mercados. Pero débiles políticas en todo el mundo socavan esa convicción.

Martin Hutchinson

Archivado En

_
_