Un ritmo de fusiones desconocido
Cataluña empezó el año 2010 con 10 cajas y se supone que lo cerrará con tres, esto implica un ritmo de fusiones desconocido hasta el momento. ¿Por qué ahora? ¿Qué ha pasado? Que la razón radica en la crisis es la respuesta fácil. La crisis ha precipitado las fusiones, pero, si analizamos el problema con un poco más de detenimiento, observaremos que, desde hace diez años, en España se ha implantado el euro. Al trabajar con una moneda única, la barrera que suponía la peseta como defensa para el sistema financiero español ha desaparecido. Es decir, nuestro sistema financiero se ha globalizado, y si tenemos alguna duda al respecto, basta ver lo que está sucediendo con el euro como consecuencia de la crisis griega.
En los procesos de globalización, los pequeños se convierten en mucho más pequeños, y he aquí que muchas pequeñas cajas de ahorros españolas, sobrevivían porque estaban en una especie de invernadero donde tenían una vida muy fácil. Recuerdo hace años cajas de ahorros que tan sólo abrían dos tardes por semana.
Las cajas de ahorros compiten en el mercado financiero en pie de igualdad con la gran banca, y eso se aplica para lo bueno y para lo malo. El margen de intermediación, que es la diferencia entre el precio al que los bancos compran el dinero (coste del pasivo) y el precio al que lo venden (operaciones de activo), se ha venido reduciendo en estos últimos años. La cultura financiera en España ha aumentado mucho, cualquier ciudadano antes de hacer un depósito consulta las ofertas del mercado, exactamente igual que antes de pedir un crédito, de ahí, que las cajas, para ser competitivas, tienen que retribuir los depósitos al precio del mercado y dar sus hipotecas al precio del mercado.
Al reducirse el margen de intermediación, hace falta más volumen para ser rentable, de ahí el mínimo de 50.000 millones de euros recomendado por el Banco de España para acceder a las ayudas del FROB. Las entidades con pocas oficinas, tienen grandes dificultades para absorber sus costes de back office, y el propio mercado las iría eliminando al no ser competitivas. Ahí tenemos un problema, ya que a nadie le conviene que haya quiebras en el sector de las cajas, por varias razones, entre ellas el efecto dominó y porque se trata de los ahorros de muchos ciudadanos, en su mayoría cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos, es decir, por todos nosotros.
Las cajas tienen una función social. De ahí que muchos organismos públicos intenten que la caja de su zona no desaparezca; tenemos, por ejemplo, lo que ha sucedido con Caja Gerona. Las autoridades de Gerona han preferido que continuase sola, antes que integrarse en la fusión de cuatro cajas, ya que con dicha fusión, la caja resultante podría no estar tan implicada con el territorio.
Por los acuerdos de la Unión Europea, se tuvo que privatizar la banca pública, de ahí que España crease Argentaria con sus 14 bancos públicos, para después privatizarla. Lo mismo han tenido que ir haciendo nuestros socios comunitarios. El sistema de cajas es una reminiscencia de esa banca pública, recordemos que las cajas no tienen accionistas a los que rendir cuentas, en su lugar suelen estar diputaciones, ayuntamientos y comunidades, y sus intereses no se guían en su totalidad por las fuerzas de mercado, ya que pueden invertir en proyectos que un banco tradicional no aceptaría.
Los procesos de fusiones bancarias son imprescindibles, y para poder competir en plan de igualdad con la banca, las entidades han de tener envergadura como tienen La Caixa o Caja Madrid. Las pequeñas entidades se irán haciendo cada vez más inviables, por una mera cuestión de economías de escala: para generar sinergias, tienen que desaparecer entidades. Lo triste es ver situaciones, como la que se vivió hace unos meses cuando se tuvo que nombrar la directiva de Caja Madrid, donde pesaban más los apoyos políticos, que los criterios económicos y de gestión.
A fin de cuentas, las cajas gestionan el ahorro de todos, y esos ahorros deben estar tan seguros en una caja como en un banco, de ahí, que las cajas, sin renunciar a su fin social, deben ser entidades altamente profesionalizadas como lo son las grandes cajas españolas.
Santiago Simón. Profesor del Departamento de Control y Dirección Financiera de Esade (URL)