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Tensión en las finanzas europeas

Berlín acepta acelerar el rescate de Grecia para frenar el contagio

La UE, con el apoyo de Alemania, se comprometió ayer a acelerar las negociaciones para liberar la entrega de los primeros 45.000 millones de euros del rescate de Grecia. La factura total del plan hasta 2013, según se supo ayer, podría elevarse a 135.000 millones de euros.

Los nervios y el pavor se apoderaron ayer de la Unión Europea tras comprobar que la crisis de la deuda pública griega ha desencadenado un efecto de contagio al resto de la zona euro cada vez más difícil de controlar.

El Banco Central Europeo consideró ayer extremadamente importante que el rescate de Atenas se apruebe lo antes posible para frenar en seco esa propagación. E incluso la canciller alemana, Angela Merkel, aceptó que las negociaciones con el Gobierno de Yorgos Papandreu deben "acelerarse" para devolver a los inversores la confianza en la deuda de todos los países del euro.

Pero las prisas de la UE parecen llegar un poco tarde. Y los líderes comunitarios necesitarán ahora mucha más contundencia para poder apaciguar a los mercados.

La factura del rescate, por lo pronto, pasó ayer de repente de 45.000 millones de euros en un año a 120.000 millones en tres, según indicaron en Berlín varios parlamentarios alemanes tras reunirse con el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. Poco después, el ministro alemán de economía elevaba la cifra aún más, hasta los 135.000 millones., es decir, la mitad de la deuda griega actual.

La negociación del programa de ajuste fiscal del Gobierno griego con el FMI y el BCE también se precipitó. El objetivo, ahora, es cerrar el acuerdo esta misma semana y no el próximo miércoles como se preveía.

Y el visto bueno de los líderes de la zona euro a los primeros 30.000 millones de euros en préstamos bilaterales podría llegar antes del 10 de mayo, fecha en que Grecia debe hacer frente al primer vencimiento de deuda, de 2.000 millones. "No hay ninguna duda de que las necesidades de Grecia se atenderán a tiempo", prometió desde Tokio en un comunicado el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

El Gobierno alemán se mostró ayer dispuesto a hacer todo lo posible para que esa promesa se cumpla. El titular de Finanzas, Wolfgang Schäuble, indicó que el próximo lunes el Ejecutivo aprobará el proyecto legislativo que permitirá a Alemania participar en el rescate con una aportación e más de 8.000 millones de euros. Y Schäuble confía en que el Parlamento ratifique esa norma el viernes 7 de mayo, a tiempo para que los líderes de la zona euro (Eurogrupo) puedan activar por unanimidad el mecanismo de rescate.

Strauss-Kahn y el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, se reunieron ayer en Berlín con todos los grupos parlamentarios para intentar convencerles de la urgente necesidad de aprobar la ayuda. "La situación está yendo de peor en peor", advirtió el director del FMI, "y no sólo para Grecia sino para el conjunto de la UE".

Trichet señaló tras el encuentro que "mi principal mensaje ha sido que en esta situación difícil la rapidez es esencial y es extremadamente importante que las decisiones se tomen de manera correcta y muy deprisa".

Tanto Trichet como Strauss-Kahn se opusieron a que los acreedores de Grecia (bancos franceses, alemanes y suizos, principalmente) asuman parte del rescate, según comentaron después del encuentro varios parlamentarios europeos.

Esa aportación ha sido reclamada por los socialistas de la oposición y por miembros del partido conservador de Angela Merkel, como un medio de abaratar el coste del rescate para las arcas públicas y de intentar suavizar el rechazo de la opinión pública alemana al plan.

Bruselas, Fráncfort y Washington, sin embargo, prefieren descartar cualquier especulación sobre una posible renegociación de la deuda griega, porque esa hipótesis podría acelerar la fuga de los inversores. Pero la caída de los bonos griegos y el aumento de la rentabilidad de los títulos a dos años (que ayer llegó a superar el 25%) parecen confirmar que el mercado contempla la posibilidad e una reestructuración o, incluso, de una suspensión de pagos por parte de Atenas.

"Un programa fuerte y un compromiso fuerte restaurarán la confianza de los mercados", auguró Strauss-Kahn tras reunirse con Angela Merkel. La canciller apoyó esa tesis, pero recordó que el compromiso alemán depende de que "Grecia cumpla con su parte", es decir, un purísimo ajuste presupuestario para reducir un déficit de más del 14% y una deuda del 115%.

Merkel, en un claro signo de desconfianza hacia la Comisión Europea, celebró que el FMI y el BCE estén a cargo de la vigilancia del cumplimiento del plan griego. "En el año 2000", recordó, "tuvimos que decidir si Grecia debía ingresar o no en el euro y parece que no se examinó bien el expediente". La Comisión consideró entonces que Atenas cumplía las condiciones y recomendó su admisión.

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