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Columna
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No lo sabemos

No les llama la atención tanto pesimismo? Les doy algunos ejemplos: l El presidente del BCE afirmó tras la última reunión que era importante ser cauto, especialmente prudente a la hora de avanzar el escenario futuro.

l El responsable de la Fed se sinceró dos semanas atrás al afirmar en una conferencia que podría ser dramático subir los tipos de interés en este momento, dada la debilidad actual del crecimiento e incertidumbre sobre el futuro.

l El presidente del FMI ha vuelto a reiterar que es muy pronto para retirar las medidas expansivas, pese al crecimiento más rápido de lo esperado debido a su fragilidad.

l "Los mercados pueden estar sobrerreaccionando ante el escenario económico futuro", la conclusión del presidente del Financial Stability Board y consejero del BCE, Draghi.

l Tras la publicación de los resultados trimestrales por un importante banco norteamericano, su consejero delegado señaló que es pronto para afirmar el final de la crisis considerando tanto el dramatismo de la situación como las medidas excepcionales, temporales, aplicadas.

l Mientras el Gobierno chino sigue repitiendo que la crisis global no ha finalizado, el Banco Central de China ha comenzado a restringir la liquidez más preocupado por el riesgo de inflación.

Sí, algunos considerarán las advertencias anteriores como demasiado pesimistas. La recuperación es un hecho. Sólo es preciso esperar que se vaya consolidando. El mismo banco norteamericano al que me refería antes estima un crecimiento en aquel país a finales del año pasado por encima del 5%. La recesión intensa del año pasado no debería atenazarnos. Al fin y al cabo, "la recuperación no es un prerrequisito para una recuperación".

Otros, los menos, afirmarán por el contrario que las advertencias anteriores infravaloran el riesgo de una nueva fase en la recesión económica. Estos últimos considerarán que son los mercados financieros, sus potenciales excesos (a corto y medio plazo, eso es, nuevas potenciales burbujas a medio plazo), los que pueden provocar la recaída. Esto sin valorar el impacto de la retirada de las medidas expansivas, financieras y fiscales, cuando la recuperación de la demanda privada no está consolidada. Para muchos esto es fundamental: las medidas de las autoridades han reemplazado a la demanda privada como motor de la recuperación. Pero la demanda privada tardará en recuperarse, partiendo de que la crisis se sustenta sobre la base de excesos de apalancamiento: de las familias, de empresas y naturalmente de los bancos. Ahora, los nuevos excesos, sin superar los anteriores, corresponden a los Gobiernos. Su corrección, conjuntamente con la corrección del endeudamiento de los agentes privados, llevará de forma irremediable a una nueva recaída.

¿Dónde nos quedamos entre ambos extremos de optimismo y pesimismo? Confiemos que las autoridades no se precipiten, dando tiempo a que el ajuste de las finanzas privadas se produzca. Y confiemos en que el ajuste posterior de las finanzas públicas se produce en un contexto de crecimiento económico posterior sostenible. ¿Pido demasiado?

Realmente, no lo sabemos. Así, es más que probable que tengamos que vivir entre el pesimismo y el optimismo sobre el futuro durante muchos meses. Es cierto: no contamos con otro periodo similar en el pasado en que apoyarnos para hacer predicciones. La ignorancia llega hasta tal punto que debemos hacer hipótesis sobre las hipótesis. Por ejemplo, tratar de anticipar el comportamiento del consumo de las familias sin tener muy claro tanto la evolución de los tipos de interés, el empleo, la crisis residencial, el crédito desde la banca y naturalmente el diseño de la futura política fiscal restrictiva. ¿Demasiados condicionantes? ¡Es lo que hay! También, claro, sin saber con certeza los cambios regulatorios que afectarán a la banca y a la posibilidad de que los mercados financieros recuperen la normalidad. Pero, ¿qué normalidad? Ya nos hemos acostumbrado a tener a los bancos centrales como otro inversor más, lo que sin duda ha favorecido una subida ininterrumpida de los mercados. Con pocos inversores retail finales y muchos institucionales. ¿Subidas poco sustentadas? ¡Pues quién lo diría! Todo cabe. Metales preciosos, crédito, Bolsa y deuda pública. Aunque algo parece estar cambiando de forma reciente, con tensiones subyacentes en las divisas y el riesgo soberano. Quizás un anticipo de lo complicado del escenario actual. De lo complicado del escenario que tenemos por delante.

José Luis martínez Campuzano. Estratega de Citi en España

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