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Columna
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La suerte dispar de Lloyds y RBS

Nueve meses es mucho tiempo en la banca británica. Cuando Royal Bank of Scotland (RBS) y Lloyds Banking Group aceptaron en febrero ayudas estatales por valor de 585.000 millones de libras en préstamos sospechosos, cada uno consideró que se trataba de una cesta de basura, de una especie de cheque en blanco. Ahora que los detalles de las ayudas se han hecho públicos, parece evidente que RBS no sale muy bien parada. Ambos bancos están tratando de quitarse de encima al Estado, pero RBS no ha llegado muy lejos en su empeño. Lloyds, en cambio, va camino de la independencia.

RBS ha conseguido cortar su dependencia del programa gubernamental de protección de activos. Está comprando protección para 280.000 millones en malos activos en vez de 325.000. También absorberá los primeros 38.700 millones en pérdidas de estos préstamos, el doble que en la idea original. Todo ello significa que no tiene que pagar un cargo inicial de unos 17.000 millones.

Desafortunadamente, pocas cosas en la vida son gratis. Para soportar el riesgo extra que asume RBS en su propio balance, deberá ampliar capital. Y sólo hay un comprador para ello: el Estado. RBS emitirá acciones B sin derecho a voto por valor de 25.500 millones de libras. Y como las autoridades creen que con eso no bastará, el Gobierno ha prometido inyectar 8.000 millones más si su ratio de capital Tier 1 baja del 5%. Eso costaría unos 320 millones al año, y la participación del Estado pasaría del 70% al 84% -o más, si se lleva a cabo la ampliación de 8.000 millones-.

Lloyds, en cambio, ha eludido completamente al Estado. También necesita equilibrar su balance, pero está tanteando los mercados -y no el sector público- para hacerlo. Obtendrá 13.500 millones de libras mediante una ampliación de capital en la que participará el Estado. Bajo el plan original, la participación gubernamental en Lloyds iba a pasar del 43% al 60%, pero con el nuevo acuerdo incluso puede que disminuya. Además, el banco sólo paga 90 millones extra por año a los poseedores de híbridos para obtener su capital contingente, menos de una tercera parte de lo que afloja RBS.

Pero el golpe de gracia lo da Bruselas. La Comisión Europea forzará a RBS a que venda su brazo de seguros y su gestora de commodities, además de reducir un 5% su negocio de pequeños préstamos.

No pasará demasiado hasta que Lloyds parezca un banco normal. RBS, en cambio, puede permanecer bajo tutela gubernamental durante varios años.

Por George Hay

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