El descenso de la ayuda al desarrollo eleva a mil millones las personas que pasan hambre
El Programa Mundial de Alimentos (PMA), agencia dependiente de la ONU, alertó ayer de que el número de personas que pasan hambre en el mundo ha superado este año, por primera vez en la historia, los 1.000 millones. Una de cada seis personas no tienen qué comer. En una rueda de prensa celebrada en Londres, la directora del PMA, Josette Sheeran, señaló que la ayuda humanitaria se ha situado en un nivel "históricamente" bajo debido a la crisis económica, lo que ha agravado la situación de los más desfavorecidos. Otro factor que contribuye a incrementar la pobreza mundial es el "encarecimiento de los alimentos".
Sheeran realizó un "llamamiento urgente" al G-8 -siete países más industrializados y Rusia- y al G-20 -que reúne a los Estados más ricos y a los emergentes- para que atajen un problema que requiere algo más que "soluciones a largo plazo". La directora del PMA remarcó que "con menos del 1%" de las inyecciones económicas de los Gobiernos para salvar el sistema financiero se podría sacar de la pobreza a millones de personas. "Afrontamos recortes en nuestro programa en un momento en que deberíamos estar potenciándolo", insistió Sheeran, quien hizo hincapié en la grave situación que sufre Guatemala, que definió como una "calamidad nacional".
El Banco Mundial también instó ayer al G-20 a ayudar a Guatemala y a otros países como Honduras, que se han visto afectados por la disminución del comercio, del turismo y de las remesas.
El jefe de la Oficina de Información de la Agencia de Alimentación y Agricultura de la ONU (FAO) para España, Germán Rojas, señaló que España es de los pocos países que ha incrementado la ayuda oficial al desarrollo.
Así, ha pasado de destinar el 0,2% de su PIB hace diez años, al 0,5% en 2008. Y, para la presente legislatura, España prevé llegar al 0,7%, que es la meta comprometida y no cumplida por todos los países de la ONU. Rojas señaló que de los 1.000 millones en el mundo que pasa hambre, 15 millones proceden de países desarrollados, donde también se ha incrementado la pobreza.