Un mercado único de energía para las renovables
Durante mucho tiempo Europa ha estado a la vanguardia de la respuesta mundial al cambio climático. Pero a medida que se acerca la nueva cita sobre este tema en Copenhague el próximo mes de diciembre, se hace más evidente el incumplimiento de los objetivos europeos y su incapacidad para introducir un mercado único de energía.
Hay que recordar que para cumplir los objetivos del 2020, Europa debe lograr que más del 30% de su electricidad se genere a partir de energías renovables. Esta cifra triplica los niveles actuales. Teniendo en cuenta los planes de inversión de las mayores empresas energéticas europeas es más que previsible que no se alcance esa cifra.
Si existiera un mercado único energético perfecto, las inversiones se dirigirían hacia los emplazamientos más rentables, allí donde la mayor parte de la energía puede generarse al mínimo coste: energía solar en el Mediterráneo y eólica en el Reino Unido. Si en lugar de las inversiones planificadas en Alemania en energía solar para los próximos diez años se materializaran en el Reino Unido, la disponibilidad natural de viento podría reducir el coste de dicha energía en un 20%. Pero además, si toda la energía solar adicional de Alemania se colocara en España, la rentabilidad en términos de costes de esta fuente energética aumentaría un 40%. En líneas generales, los consumidores europeos podrían ahorrar 110.000 millones de euros antes del fin de 2020 y otros 70.000 millones adicionales en pagos de subvenciones.
La introducción de Certificados Europeos de Energía Renovable (REC) ayudaría a crear un marco estructural político coherente dirigido a orientar la generación de energía renovable hacia aquellas áreas más favorecidas en términos de recursos naturales. Así, cada país pactaría unos niveles determinados de generación de electricidad a partir de fuentes renovables, en función de la disponibilidad del recurso natural en cuestión. Los certificados se asignarían a los generadores de fuentes renovables que los venderían a través de una plataforma comercial para toda Europa. Al ser un enfoque basado en el mercado, el sistema de REC sería compatible con el actual Sistema de comercio de emisiones (Energy Trading System o ETS) de la UE. Los REC europeos producirían un mayor impacto si Europa creara, además, más interconectores físicos. Estos permitirían a las regiones dependientes de fuentes intermitentes de energías renovables importar energía tradicional de carga base si no saliera el sol o no soplara el viento.
Nuestro continente ha ido caminando hacia un mercado único de energía. Pero aún adolece de incentivos e infraestructuras. Sin un marco estructural para toda Europa, los fondos seguirán persiguiendo los subsidios y obligarán a dirigir las inversiones hacia áreas menos productivas con el consiguiente aumento de costes para todos.
Si Europa actuara como ente único maximizaría su influencia mundial. Pero mientras EE UU revisa su política energética y China dedica grandes recursos a las tecnologías bajas en carbono, la incapacidad europea para cumplir sus objetivos puede perjudicar su autoridad en las negociaciones internacionales sobre cambio climático. Solo a través de una política coordinada y coherente la vieja Europa podrá cumplir sus objetivos de energías renovables y continuar estando al frente en las negociaciones futuras.
Matías Alonso. Socio de Accenture