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Columna
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PIB chino, o el arte del maquillaje

El dato del PIB de China puede significar que la tercera economía mundial está perdiendo fuelle. Pero pocos economistas tomarían el informe del jueves como la verdad absoluta. Mientras que la cautela siempre es sabia, es probable que el país de la Gran Muralla se esté recuperando.

El país se ha establecido un objetivo de crecimiento para 2009 del 8%. Y la mayoría de analistas creen que lo conseguirán. La economía creció un 6,1% en el primer trimestre, se espera que lo haga un 7,1% en el segundo y la tendencia seguirá al alza en el segundo semestre.

Pero el dato del crecimiento económico es una cifra demasiado importante en China. Del primer al último involucrado en el cálculo del dato tiene intereses en que las cifras sean políticamente correctas. Tal y como señaló el economista Charles Goodhart, cuando los políticos convierten una medida en un objetivo, ésta deja de ser una medida.

Con todo, los indicadores más simples también apuntan a la recuperación. La venta de coches subió un 37% en junio, el consumo de electricidad un 3,7% y la producción de acero, diésel, productos químicos e incluso refrigerados está recuperando el ritmo de antes de la crisis. Las exportaciones siguen cayendo, pero la todavía más suave caída de las importaciones indica que el consumo doméstico se está recuperando.

Ninguno de estos indicadores es definitivo. Las ventas pueden haber subido por la fuerte caída de los precios, y la producción industrial indica lo que se fabrica, no lo que se vende.

En cualquier caso, el apoyo financiero ha ayudado a la recuperación. El banco central ha inyectado tres veces más dinero en lo que va de año que en el mismo periodo de 2008.

Pero indiquen lo que indiquen las cifras del PIB, China continúa siendo una economía desequilibrada. El consumo privado real es inmaduro, y eso sólo cambiará con el tiempo. El engranaje exportador permanece adormecido, y se reactivará cuando lo hagan EE UU y Europa. Y sobre eso China no tiene el control.

Por John Foley

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