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Columna
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Premio de consolación

La Corporación China está atendiendo a sus damnificados tras la abortada asociación entre la minera Río Tinto y la empresa pública Chinalco la pasada semana. Pero la discutida oferta de 4.800 millones de libras por el productor petrolero británico Addax por parte de Sinopec puede ofrecer una suerte de premio de consolación.

Addax es un explorador petrolero especializado en áreas de alto riesgo que los productores occidentales tratan con cautela. Irak, donde las preferencias de Shell han sido sus contratos para bombear petróleo estimado ilegal, es una de ellas. Nigeria, donde los ataques militantes han llevado a cerrar, es otra. Pero el aislamiento político aplicado hace de tales lugares territorios de inversión dominante.

Irak es el verdadero precio. El turbulento país tiene el tercer mayor nivel de reservas probadas de petróleo del mundo, según la Administración de Energía de EE UU. Addax tiene sólo cerca de un tercio del campo Taq Taq en Kurdistán. La región bombea actualmente 40.000 barriles al día, pero fuentes oficiales dicen que podría demostrar una capacidad de 2 millones de barriles.

La mayor parte de los productores de petróleo occidentales se han centrado en los megacampos de Irak en lugar de en los de poca monta en Kurdistán, que se dejaban para su explotación a los pequeños como Addax y el noruego DNO. Pero Sinopec está acertado al enfocarse en esos bocados más pequeños. Mientras los contratos para los grandes proyectos serán acuerdos de servicios a un tipo de interés fijo, Addax y DNO disfrutan ganancias compartidas del 10% al 20%.

Existen aún dudas sobre lo que podría lograr exactamente Sinopec por su dinero. Los beneficios compartidos están malditos para Bagdad, que puede aún intentar imponer términos menos favorables. Y puesto que el petróleo de los campos kurdos será conducido y comercializado centralizadamente, plantar una bandera en suelo iraquí satisface menos las necesidades de energía propias de China.

Estos inconvenientes e incertidumbres probablemente son un valioso precio por entrar pronto en Irak. Y China también tiene una oportunidad de cerrar un acuerdo tras una sucesión de fracasos. Hay que recordar que la oferta de 18.500 millones de dólares de CNOOC por Unocal, tumbada por los reguladores de EE UU, todavía escuece. Los otros obstáculos -ofertas de potenciales rivales- puede ser solventado con dinero. Y esto es todavía el fuerte de China.

John Foley

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