Infraestructura intangible
En los actuales mercados volátiles es importante identificar inversiones duraderas. Con la incertidumbre general de la economía como telón de fondo, creemos que el papel de la infraestructura intangible es clave en el crecimiento de la economía. La infraestructura intangible es el conjunto de factores que desarrollan la capacidad humana y permiten el crecimiento progresivo y eficiente de los negocios. Dicho de forma simple, esto implica invertir en áreas como educación, tecnología de la salud e innovación.
La infraestructura intangible ha sido considerada el motor del crecimiento económico a largo plazo en numerosos países durante los últimos 20 años. Conforme el crecimiento económico se frena en todo el mundo, los Gobiernos se verán obligados a invertir más en factores intangibles, y ya se ven los resultados en un gran número de paquetes de estímulo fiscal.
La nuestra es una perspectiva un poco diferente respecto a la creencia popular de que un gasto importante por parte de los Gobiernos en infraestructuras físicas es la mejor forma de amortiguar el impacto de una fuerte recesión. Aunque las carreteras, los ferrocarriles y las plantas energéticas son una base importante de la actividad económica, sin embargo no son suficientes para impulsar el crecimiento, y específicamente la productividad y la competitividad, más allá de sus fases iniciales.
Hay dos entornos en los que las infraestructuras intangibles se están asentando, según observamos: las economías emergentes que buscan un grado mayor de desarrollo y los países desarrollados que buscan construir unas economías más modernas y competitivas.
Desde el punto de vista del desarrollo, construir infraestructuras intangibles es una forma de ponerse al día. No hay más que ver a Israel y Corea, cuyo PIB ha crecido de forma exponencial en los últimos 20 años gracias a las mejoras en educación, inversión en tecnología e innovación, y a la entrada de capital extranjero.
Esperamos que los mercados emergentes inviertan más en infraestructura intangible a la vez que preparan un salto estructural para la próxima década.
A los países desarrollados las infraestructuras intangibles les ofrecen la oportunidad de reconstruir su competitividad y reordenar los sistemas económico y financiero después de la crisis crediticia. Por tanto es muy importante que los Gobiernos piensen en los próximos 10 años en vez de a corto plazo. Y esto implica que en muchos casos se encontrarán con el estallido de burbujas inmobiliarias, tendrán que amortiguar los efectos colaterales a corto plazo de sus planes de estímulo fiscal y, sobre todo, tendrán que plantearse seriamente los cambios estructurales que necesitan sus economías.
En cuanto a este punto, la evidencia apunta hacia las infraestructuras intangibles como un motor esencial para el crecimiento económico a largo plazo en un mundo globalizado. El avance económico de países como Singapur, Irlanda, Finlandia y Corea en los últimos 20 años pone de manifiesto el poder de la infraestructura intangible, como demuestra la robusta estructura de la economía suiza.
Para los inversores se abre una gran oportunidad de participar en la creación de elementos que esperamos sean la próxima ola de crecimiento global a largo plazo, una que incluya el desarrollo continuo de las economías y sociedades emergentes.
Michael O'Sullivan. Head of UK Research and Global Asset Allocation de Credit Suisse