Paga el eslabón más débil
Dice el refrán que siempre pagan justos por pecadores. Lo que se cumple a pies juntillas en esta crisis a medida que se desarrollan los acontecimientos. Los excesos cometidos en los últimos años por parte del sector financiero los pagan a día de hoy millones de trabajadores, pequeños empresarios, inversores, partícipes de fondos y de planes de pensiones.
Entre los paganos de la coyuntura presente figuran también los países emergentes, esforzadas economías que en muchos casos habían salido a flote en los últimos años de bonanza gracias a ambiciosos procesos de reformas estructurales y de generación de un consumo interno capaz de reducir la dependencia de los mercados extranjeros.
Se llegó a decir que la fortaleza de los emergentes contrarrestaría la recesión de los países desarrollados; que su demanda soportaría el declive de las economías occidentales. Esta tesis es válida, y se espera que los emergentes acaben tirando de la economía para cuando comience la recuperación.
Pero hasta entonces, estos países van a pasarlo realmente mal, especialmente sus capas más pobres. El último informe de Estabilidad Financiera Mundial del Fondo Monetario Internacional se hace eco de esta situación, entre otras muchas preocupaciones. 'Los problemas de los sectores bancarios de las economías avanzadas y de la contracción mundial están golpeando duramente a los países de mercados emergentes', sostiene el organismo internacional. 'Para los próximos años proyectamos una salida anual de las inversiones de cartera transfronterizas equivalente a alrededor del 1% del PIB de los mercados emergentes'. El FMI reconoce que la ampliación de recursos decidida en la cumbre del G-20 será de gran ayuda para 'moderar las repercusiones en los sectores pobres de la población' de estos países.
La crisis ha confirmado que muchos de estos países siguen siendo dependientes hasta el extremo del capital extranjero, un capital huidizo y especulativo que ha puesto pies en polvorosa con el estallido de la crisis.