Pernod Ricard va en serio
Pernod Ricard no ha desaprovechado el tiempo en tratar de convencer al mercado de que va en serio para pagar la deuda. El buen precio de venta de la marca de bourbon Wild Turkey, 430 millones de euros, a su rival italiano Campari es una oportuna contribución al programa de ventas por 1.000 millones de euros iniciado el año pasado. Pernod está también tomando ventaja en el aparente deshielo de los mercados de valores para elevar a 1.000 millones de euros una ampliación de capital. Pernod acumuló unos 13.000 millones de deuda en los años del boom.
Las desenfrenadas adquisiciones de Pernod culminaron con la cara compra del vodka Absolut por 5.600 millones al Gobierno sueco hace un año. Pierre Pringuet, el presidente ejecutivo, ha reiterado su objetivo de crecimiento del beneficio neto de doble dígito para el presente año. La proyección descansa en la esperanza de que los consumidores de EE UU que han abandonado las barras sigan bebiendo Absolut en casa, que los europeos sigan bebiendo sus licores durante toda la recesión y que China no suavice su entusiasmo por el champán Mumm ni por el coñac Martell.
Pringuet no piensa que los consumidores cambien de manera espectacular sus hábitos de consumo. Por eso no quiere dañar la reputación de las marcas premium de Pernod rebajando precios. Su apuesta no está exenta de riesgo. Si la recesión es peor de lo previsto, Pernod necesitará pasos más radicales. Esto podría significar adelgazar márgenes y reducir menos deuda.
Por Pierre Briançon