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EmpleoyDirectivos

La crisis obligará a introducir la ética en los currículos

Empresarios y académicos señalan la falta de valores y de regulación como el origen de la situación económica actual.

A qué va un alumno a una escuela de negocios?, ¿a aprender cómo ganar dinero rápido o a ser buen directivo? Después de analizar la evolución económica mundial del último año y medio, hay que admitir, como mínimo, que la respuesta no está tan clara. 'Que alguien haya concedido créditos hipotecarios con la certeza de que no iban a ser devueltos y que después los convierta en un producto financiero es de juzgado de guardia', dice Antonio Argandoña, profesor de IESE. 'Las hipotecas subprime son el origen del problema, dan paso a la falta de liquidez y a la posterior caída de confianza generada a partir de la quiebra de Lehman Brothers', resume Michel Camdessus, ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y actual gobernador honorario del Banco de Francia, antes de concluir: 'Esta es una crisis sin precedentes, más universal que la de 1929'.

Pero hay opiniones para todos los gustos. Por ejemplo, la de Ricardo Fornesa, actual presidente de Criteria y ex presidente de La Caixa y de Aguas de Barcelona. 'No quiero trivializar ni minimizarla, pero en 1984 llegamos en España al 22% de paro, y en 1993, al 24%'. A su juicio, todo el mundo está teniendo 'una tendencia exagerada al drama, en una carrera de a ver quién da el dato peor', y no se están valorando aspectos positivos como la caída de los tipos, del IPC o del precio del petróleo. En lo que sí parecen estar de acuerdo expertos y empresarios es que una falta de ética generalizada entre financieros y directivos es el origen de esta crisis.

'Sí, ha habido codicia, ¿de qué nos sorprendemos?, el hombre es así ya en el capítulo II del Génesis', argumenta Argandoña. 'Pero no es tan simple, no es sólo una falta de ética, es que además han fallado todos los mecanismos de control'. Para ilustrarlo cita el cambio que sufrieron los bancos de inversión. 'Antes eran sociedades de responsabilidad ilimitada, se jugaban su pasta, pero para poder crecer se convirtieron en sociedades anónimas y empezaron a tener conductas más arriesgadas'

Argandoña considera que es muy fácil ahora atacar a todos los directivos que sucumbieron a la llamada de la ganancia fácil. 'Al juzgarlos es muy importante tener en cuenta toda la presión que recibían, un financiero o un directivo que conseguía rentabilidades del 8% ¡era un mal directivo!; el director general de Citigroup dijo al dimitir que mientras sonase música había que bailar, ¿quién se atrevía a decir no, yo no entro en esta rueda?'. Para Argandoña es evidente que la sociedad continúa necesitando el control. 'Es un problema de regulación, de cómo se hacen las cosas'. Explica que en EE UU los agentes iban puerta por puerta colocando hipotecas. 'Se les pagaba por volumen conseguido, no por un ratio que controlara las posibilidades de pago, en el fondo estaban incentivando conductas arriesgadas'. Carlos Losada, director general de Esade, coincide en esa tesis. 'Se han visto muchos comportamientos faltos de ética que en una persona no suponen nada, pero que cuando se convierte en un patrón social agregado y se multiplica por miles produce una situación social como la actual'.

Llegados a este punto, parecería que los financieros sin ética y la falta de organismos reguladores y de control han sido los culpables de esta crisis. Pero no, no ha sido sólo eso. 'Somos todos responsables, unos más que otros, pero todos', dice Camdessus, 'todos hemos presionado y contribuido a esta obsesión por maximizar ganancias, cualquier particular exigía cambiar de fondo de inversión sólo porque viese que en otro le daban una décima más, hasta que los banqueros introdujeron los activos tóxicos'.

Camdessus (ex FMI) fue uno de los ponentes, junto a Argandoña (IESE), Fornesa (Criteria), Losada (Esade) y Muns (Universidad de Barcelona), de la jornada La situación económica global, a la búsqueda de unos criterios éticos, organizada esta semana en el seminario de Barcelona por la Facultad de Teología de Cataluña, Esade, IESE y La Salle. El arzobispo de Barcelona y canciller de la Facultad de Teología, Lluís Martínez Sistach, fue el encargado de inaugurar el debate, al que asistieron unas 200 personas.

Los ponentes coincidieron en la necesidad de crear un código ético común que sea aceptado y respetado por todos y formar directivos con un perfil ético. Para Fornesa, es el momento de introducir estos valores en el mundo de la economía 'porque cuando las cosas van bien, nadie quiere oír hablar de ética', pero sostiene que no será suficiente. 'Sí, tenemos que hacer códigos, pero también hay que tener presente que están hechos para saltárselos'. El presidente de Criteria cree que si no se quiere llegar hasta la ética, 'un concepto demasiado complejo', bastaría con conseguir que a los directivos les preocupara la reputación empresarial, 'algo que antes era un valor importantísimo'. 'Es muy simple, lo que hay que hacer es no engañar a la gente y comprometerse con los trabajadores y con los clientes'.

Joaquim Muns, profesor de la Universidad de Barcelona y que ha trabajado para el FMI y para el Banco Mundial, considera que la clave está en la educación. 'El problema es grave, se ha perdido el objetivo de formar buenas personas, se prima más el conocimiento, pero una persona que sepa mucho no tiene por qué ser buena, formamos fuera de los valores éticos y luego queremos que actúen de acuerdo con ellos, no puede ser', afirma Muns.

Argandoña considera también que la clave es la educación, pero afortunadamente ofrece paliativos a corto plazo. En un primer momento apuesta por medidas como aumentar la obra pública y regular los impuestos para intentar reactivar la economía. Después habrá que analizar las regulaciones que han fallado y rehacerlas. Y a largo plazo, 'habrá que ir pensando en renovar el contenido ético de la sociedad y cambiar la forma de hacer negocios'. El profesor de IESE alude a otro de los factores que ha favorecido la crisis: el pensar a corto plazo. 'No puede ser que un directivo esté orientado al corto plazo, tiene que elegir entre vender productos que parezcan buenos o vender buenos productos; si escoge la primera opción, sólo le irá bien a corto plazo', sostiene. Y respondiendo a la pregunta que abre el artículo, afirma que el reto de las escuelas de negocio es 'formar alumnos que no quieran ganar dinero rápidamente, sino ser buenos directivos'.

Los ponentes se mostraron contrarios al proteccionismo como solución a la crisis y no entraron en el 'inútil debate' de un posible cambio de sistema. Fornesa se erigió en defensor de la economía de mercado. 'No creo que tengamos que cambiar de paradigma, sólo introducir retoques éticos y de comportamiento'.

Por su parte, Argandoña afirmó que no hay alterativa posible al sistema capitalista: 'Lo siento, no hemos sido capaces de encontrar otro', dijo, a la vez que intentó quitar hierro a la crisis: 'El capitalismo funciona con ciclos, el problema es nuestro, que lo habíamos olvidado, y además, no es un casino, aunque en estos últimos años lo haya parecido'.

Una crisis muy anunciada

Se ha dicho mucho que esta crisis no se había anunciado, y eso no es verdad', dice Michel Camdessus. El ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y actual gobernador honorario del Banco de Francia recordó que ya en 1996 Alan Greenspan, el que fuera presidente de la Reserva Federal de EE UU entre 1987 y 2006, advertía de la 'irracional exuberancia de los mercados', y que en todas las reuniones 'de G-7, de G-8 o de G-20' se trataba de los desequilibrios de las balanzas de pago. 'Y desde el FMI pedíamos siempre más regulación'. En opinión de Camdessus nunca se llegó a hacer nada 'porque esa exuberancia irracional a la que se refería Greenspan era muy agradable, sobre todo para algunos'.'A veces pienso que desde el FMI podríamos haber hecho más', cuenta Camdessus, 'y cuando lo comento con mi mujer me dice que sólo me faltó quemarme a lo bonzo delante de la Casa Blanca'.Por su parte, Antonio Argandoña, profesor de IESE, señala que el sistema de incentivos que tenían muchos ejecutivos eran en la práctica 'una invitación a encontrarle agujeros a la ley'. Argandoña sostiene que cuando hay oportunidad de beneficio personal, el hombre tiende a caer en conductas inmorales, que deben regularse con la moral de cada uno y con la ley. 'Lo que hemos visto en los últimos 15 años era una gran oportunidad, con una burbuja inmobiliaria prácticamente en todo el mundo desarrollado, excepto en tres o cuatro países, todo esto ingredientes a la vez es lo que ha provocado la crisis', concluye.

Irreflexión y cinismo de la sociedad opulenta

No hay nada más irreflexivo que una sociedad opulenta', dice Ricardo Fornesa, presidente de La Caixa, al referirse al hecho de que se siguiesen construyendo viviendas cuando 'ya era evidente' que la demanda no las iba a poder absorber. El ex presidente de La Caixa defiende también al sector financiero español al argumentar que el centro del fraude ha sido EE UU, 'donde todos estaban orientados a obtener unos beneficios exagerados', y que aquí, en España, la concesión de créditos hipotecarios se ha hecho 'menos mal'.Fornesa calificó de cinismo que se concedieran las hipotecas subprime y también que ahora a los banqueros españoles se les pida que sigan concediendo créditos, 'es como si nos pidieran que hiciéramos mal nuestro trabajo'. En su opinión, es normal que se estén concediendo menos créditos, 'primero, porque en una situación de crisis se demanden mucho menos, y segundo, porque las entidades financieras se miran las solicitudes con cuatro lupas'. Fornesa cree que para salir de la crisis es fundamental apoyar a los emprendedores.

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