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Columna
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El desempleo, un problema de todos

Los últimos datos del desempleo correspondientes al mes de enero ponen de manifiesto el deterioro del mercado laboral. La diferencia en la evolución del desempleo con relación a otras crisis es precisamente el crecimiento rápido e intenso de dicha variable. En definitiva, en todas las crisis aumenta el paro y se destruye empleo, pero nunca a la velocidad e intensidad actual.

Así, según datos de los servicios públicos de empleo estatales, en el último mes el paro ha aumentado en 198.000 personas, y en los últimos 12 meses, más de un millón. Pero es que sólo en el periodo de los últimos tres meses se concentra la mitad del aumento anual, es decir, más de 500.000 personas.

Si se analizan los datos suministrados por la Seguridad Social se observa que en el último mes se ha producido una pérdida de cerca de 350.000 afiliados ocupados. Y en el último año, la afiliación a la Seguridad Social se ha reducido en 979.000 ocupados afiliados (-5,1%). Pero en los últimos tres meses se aglutinan las tres cuartas partes de la pérdida total de afiliados ocupados.

De momento, la pérdida de ocupados afiliados se centra en su gran mayoría en el sector de la construcción y actividades inmobiliarias. Así, en los últimos 12 meses, un 60% corresponde a dicho sector. Ello, sin contar aquellos subsectores cuya actividad está orientada a la construcción. Como es el caso particular, por ejemplo, de las empresas dedicadas a la carpintería metálica, fabricación de puertas, cocinas e incluso muebles, y que explica en gran parte la caída del empleo en el sector industrial.

Por contrapartida, todavía hay sectores que, en los últimos 12 meses la destrucción del empleo no les afecta. Es el caso de Administraciones públicas, educación y actividades sanitarias con un aumento del más de 130.000 personas.

En España, la excesiva dependencia de la economía del sector de la construcción genera que el desempleo sea mayor que determinados países del resto de la Unión Europea. También países como Irlanda, con un peso específico muy importante de la construcción en su economía, en los últimos meses el paro se ha incrementado en más del 50%. Todo ello es debido a que en nuestro país la tenencia en propiedad de la vivienda es el doble que en la mayoría de países de la Unión Europea, junto con la facilidad de financiación, y que ha quedado reflejado en el excesivo nivel de endeudamiento del país.

En este sentido, en nuestro país ha empezado a deteriorarse el mercado laboral con antelación a otros países de nuestro entorno, precisamente por dicha circunstancia. Pero desgraciadamente, países como Francia ya están acusando las consecuencias de la crisis internacional. Sin ir más lejos, en los últimos meses, en el país vecino el paro está aumentando considerablemente a pesar de que la población activa (personas que tienen un empleo o lo buscan) disminuye por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial por las jubilaciones de la generación del baby boom, es decir, personas que han cumplido los 60, en este caso, nacidas después de 1945, lo que nos indica que el aumento total del paro es debido prácticamente en su totalidad a la destrucción del empleo. A ello habría que añadir que el crecimiento de la población activa, en nuestro país, es muy superior a los países de la Unión Europea. Una gran parte del aumento de parados es debido al crecimiento de la población activa.

Llegado a este punto, la pregunta a plantearse es: ¿qué nos presenta el futuro? Es cierto que la previsión económica no es una ciencia exacta. Pero es evidente que dramatizando no ganamos nada. Ello nos obliga a actuar. Según Stiglitz, los mercados no se corrigen por sí mismos. En esta crisis hacer demasiado poco plantea una mayor amenaza que hacer demasiado. Si el mundo cambia debemos de cambiar.

Frente a todo ello, una de las tareas principales de la política económica es recuperar o normalizar el crédito para obtener liquidez y recuperar la confianza. Elementos básicos para la recuperación económica.

Debemos cambiar nuestro modelo de crecimiento económico por otro más estable y duradero. Hemos pasado en poco tiempo de ser el país que más empleo creaba a ser el que más reduce. En este sentido, Keynes decía: 'Cuando los hechos cambian, yo cambio. ¿Qué hace usted para cambiar?'.

Por último, hay que confiar que las medidas económicas puestas en funcionamiento por el Gobierno a través de los ayuntamientos (8.000 millones de euros) para la creación de empleo, más los 2.836 millones de euros de fondos transferidos a las autonomías para gestionar programas de empleo, formación y mejora de los servicios públicos de empleo den los frutos esperados, como todos deseamos. Serán un verdadero alivio para evitar la destrucción del empleo y el aumento del paro.

Vicente Castelló Roselló. Profesor de la Universidad Jaume I

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