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Amadeo Petitbò

'En España hay miedo a debatir, a discutir las cosas'

Es un excelente conversador. No en vano, atesora un gran bagaje intelectual alimentado gracias a las horas que dedica al día a la lectura. Amadeo Petitbò, barcelonés de 62 años, le quita horas al sueño para dedicarlos a leer y escribir. Es más, un día a la semana lo dedica a ambas disciplinas.

¿Qué cree que ha fallado para que un banco de la magnitud de Lehman Brothers haya quebrado?

Se dice que en Estados Unidos, donde el mercado está liberalizado, existe regulación, pero los reguladores o tienen mal planteado el tema o no son eficientes. Si no sucede nada todo funciona, pero cuando ocurre algo el problema es más grave. La economía de Estados Unidos es central y cuando tiene un problema se esparce por todo el mundo. No estamos preparados para encontrar soluciones rápidas. Además, el Banco Central Europeo tampoco emite mensajes tranquilizadores. Se discute poco y eso hace que no se llegue a ninguna solución. El debate en España es prácticamente inexistente. He vivido muchas situaciones y he llegado a la conclusión de que si no haces un diagnóstico correcto corres riesgos. Lo que sucede es que cuando otros países empiezan a registrar tasas de crecimiento positivas las nuestras posiblemente sean negativas. Nada es eterno, salvo el cambio.

¿Hay que modificar el discurso?

Es que no tenemos discurso nuevo. No existe y nada deprime más que ver a tu vecino prosperar y no hacerlo al mismo tiempo. Sucede que es más ágil el mercado que el regulador, y en Estados Unidos, gracias a esta flexibilidad, podrán restablecer su economía antes.

¿Por qué se tiene miedo al debate en España?

Soy enseñante y creo que cuesta mucho enseñar a los estudiantes a debatir. Eso no sucede en Estados Unidos, donde existe un gran debate de ideas entre profesores y alumnos, sobre todo en grandes universidades, como Harvard. Debatir ayuda a agilizar la mente, se valora que se arriesgue con hipótesis nuevas. La gente pierde el miedo. Aquí, si te equivocas, la sociedad te castiga. En Estados Unidos se valora el error porque eso significa que se innova, se tiene más experiencia y se considera un valor añadido. En Europa se tiene miedo a innovar porque si una persona fracasa siempre será un fracasado. La diferencia está en el tipo de universidades, en la formación que se ofrece.

¿Es mejor la estadounidense?

Las universidades americanas son mayoritariamente privadas y en Europa, mayoritariamente públicas, por tanto, tienen menos libertad de actuación. Cuando dejé mi cargo en el Tribunal de Defensa de la Competencia propuse en la Universidad de Barcelona que se impartiera la asignatura de Mercados y Competencia. Me dijeron que no era posible con ese título. Eso es lo que ocurre en España, nos cuesta adaptarnos a una sociedad cambiante. Me preocupa vivir sin respuesta a lo que va a suceder en el futuro.

¿A qué se debe esa preocupación?

A que se sabe menos de lo que se cree que se sabe. Por ejemplo, algunos expertos sostuvieron que el precio del petróleo no bajaría y bajó. Con precios altos algunos de los pozos empiezan a ser rentables. Los precios y las energías nuevas determinan el futuro uso del petróleo. Se inventan nuevas cosas y se innova, pero yo creo en la inteligencia humana y en su capacidad.

¿Qué debe hacer España para ser más competitiva e incrementar su productividad?

Invertir. Sin hacer nada puede aumentar su productividad porque con la crisis económica desaparecerán las empresas más ineficientes. Es bueno leer a Darwin para comprender el porqué de las cosas. Las empresas que lo pasan mal pueden desaparecer, pero si las menos eficientes desaparecen la productividad aumentará. Creo que en momentos de crisis, las empresas eficientes tienen espacio para mejorar su situación. Si utilizas la imaginación te puedes posicionar mejor que la competencia. Existen dos actitudes. Una es la de defenderse; y otra, la más inteligente, es la de aprovecharse de la situación para cuando pase este momento estar mejor posicionado. Las empresas tienen que estar posicionadas para cuando empiece la expansión. Sin invertir eficientemente estamos perdidos.

Muchas empresas acuciadas por el corto plazo se están empezando a desprender de parte de su principal activo, las personas.

Es un error mirar a corto plazo. Situaciones como la actual no son eternas, tienen solución y la economía evoluciona dependiendo de los ciclos. Hay que estar preparado para los momentos duros porque no se crece indefinidamente sin sobresaltos. La referencia no debe ser cada año sino la media entre periodos. La crisis del sector inmobiliario estaba anunciada y es necesario tener memoria histórica. Se decía que había elementos de fragilidad, pero la máquina continua funcionando, ¿y qué se hace si frena de golpe? Me sentiría más cómodo si nuestra actitud fuera prepararnos para los momentos de expansión, más que para sufrir la crisis. No se puede pensar que esto vaya a ser eterno. Y hay que plantearse algunas preguntas como: ¿qué haremos con China? Debemos recrearnos en buscar soluciones para cuando el temporal pase.

¿En qué sectores hay que volcarse para salir del atolladero?

En la educación. Es fundamental. Los españoles no ganarán dinero haciendo abanicos estándar, aquí debemos potenciar el conocimiento. El talento está en permanente movimiento. En China están haciendo escuelas de negocios y universidades potentes y se están poniendo al día. A nosotros no nos queda otro remedio que ser innovadores en conocimiento, en desarrollar programas de alta investigación. Todo lo que hacemos es efímero porque nuestro competidor nos puede copiar, y el plan de negocios que se hace es a corto plazo. El plan de negocio debe ser, como máximo, a medio plazo dependiendo del sector. Para recuperar alguna inversión se requieren entre dos y tres años, de manera que es necesario seguir innovando y prepararse para ser distintos.

¿Pero ahí incluye la formación empresarial?

Es en lo que hay que hacer hincapié, en la formación de los que están trabajando y de los jóvenes. ¿Qué sentido tiene que un biólogo o un paleontólogo no tengan la posibilidad de estudiar cómodamente economía de la empresa? Lo que va a hacer el biólogo que se dedique a investigar es calcular unos costes, ver el mercado en el que opera para ser competitivo. Un jurista ha de tener nociones de cómo funciona el mercado. En la Fundación organizamos cursos de formación en materia de liderazgo para ingenieros de caminos. Enseñamos a liderar proyectos, a tomar decisiones.

¿Realmente se aprende en un curso a tomar decisiones?

Soy testigo del cambio de estos alumnos, que cuando finalizan el curso han perdido el miedo a tomar decisiones. Cualquier profesional tiene que perderlo. En una ocasión les propuse a los alumnos el caso práctico de un albañil que se cae de una obra, y les pregunté qué debía hacer el ingeniero. No había respuestas. Al principio, los ingenieros de caminos eran reacios a iniciar el curso renunciando a sus primeros meses de profesión, pero se han dado cuenta de que los que pasan por el curso tienen ventajas. Hay que formar a los profesionales en temas de liderazgo. Las universidades estadounidenses y británicas lo hacen muy bien en este sentido. Hay que formar a los alumnos en cosas prácticas y de utilidad. Cada año enseño mi nómina de profesor a mis alumnos imparte clases en el curso de doctorado y de Introducción a la Economía en la Universidad Complutense y les digo que cada estudiante cuesta mucho. A veces más que el profesor.

¿Les hace sentirse culpables?

Lo que ocurre es que no existe el sacrificio, no hay riesgos. De 150 matriculados se presentan al examen 50. Son menos responsables si el coste es menos elevado, cuando el coste es alto la gente reacciona. El liderazgo en las empresas debería trabajarse más en los centros educativos. En la Universidad de Columbia se imparte un curso que me encantaría cursar sobre liderazgo a través de las obras de Shakespeare. Para los americanos estas cuestiones son mucho más importantes. En Europa siempre se consideraba que esto era elitista y por eso nos faltan auténticos líderes. Un país moderno tiene que tener muchos líderes porque eso significará que innova, que motiva, que tiene ideas y que sabe hacia dónde quiere ir. El fundador de esta organización, Rafael del Pino, era un gran generador de ideas. Y es bueno que haya gente compitiendo entre ellos porque así mantienen vivo su sector.

'La juventud tiene que ser rompedora'

Trabaja no menos de 11 horas al día. Y dedica buena parte de la jornada a la lectura. Después, medita. Y, por último, plasma sus reflexiones sobre el papel. 'Pensar lo hago en cualquier momento, mientras ando o corro. Hay que pararse a analizar las situaciones. La gente tiene que pararse a estudiar las cosas', señala Petitbò, que anima a sus estudiantes a que constantemente actualicen sus conocimientos a través de internet. 'Siempre les digo que los libros van con retraso, cuando se publican la realidad ya ha cambiado'. También les anima a que digan 'educadamente y de forma argumentada lo que piensan, que no se lo callen'.En su opinión, España tiene que empezar a darse cuenta de que es necesario que genere opinión, que tenga pensamiento y que las nuevas generaciones no se acomoden. 'Tienen que ser rompedoras. De ahí depende el futuro'.

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