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Crisis financiera internacional

Bush asegura que el plan "será aprobado", aunque admite dificultades en las conversaciones

El presidente de EE UU, George W. Bush, ha afirmado que el plan de rescate financiero valorado en 480.000 millones de euros terminará siendo aprobado por el Congreso, pese a la existencia de discrepancias en algunos aspectos del proyecto. El senador Harry Reid ha asegurado que la sesión continuará en el Congreso hasta que se alcance un consenso.

El presidente de EE UU, George Bush, en la puerta del despacho Oval.
El presidente de EE UU, George Bush, en la puerta del despacho Oval.Reuters

El presidente de Estados Unidos aseguró que "existen desacuerdos sobre aspectos del plan de rescate, pero no hay discrepancia en que debe hacerse algo significativo".

"El proceso legislativo a veces no es muy bonito, pero vamos a lograr que el paquete sea aprobado", apuntó Bush, quien pronosticó que "demócratas y republicanos se unirán y autorizarán un sustancial plan de rescate".

Por otro lado, el vicepresidente del Gobierno, Dick Cheney, canceló un viaje a los estados de Nuevo México y Wyoming para poder asistir a las negociaciones, según informó su portavoz.

Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca Tony Fratto, informó que "nuestro sistema financiero está bajo un fuerte estrés y necesitamos una ley". La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que tiene un papel importante en las conversaciones, subrayó también hoy que "el acuerdo tiene que hacerse", y aseguró que lo espera "en las próximas 24 horas".

Pero el senador Richard Shelbly, de Alabama, el republicano de mayor jerarquía en el Comité de Banca del Senado y uno de los que más se oponen al plan, declaró hoy que "básicamente, la propuesta que presentó Paulson está mal estructurada".

La insistencia de la Casa Blanca se produce después de que el jueves por la tarde fracasara el principio de acuerdo al que habían llegado los legisladores con el Gobierno, ante las reticencias de los republicanos más conservadores del Congreso.

La quiebra conocida anoche de Washington Mutual (WaMu) representa el mayor hundimiento de una entidad financiera en la historia de EE UU, lo que la convierte en un símbolo de los excesos del "boom" inmobiliario de los últimos años.

El Gobierno tomó el control de la entidad, que tiene 307.000 millones de dólares en activos y acordó una venta de urgencia a JP Morgan.

En las últimas semanas, el Gobierno había tratado de forzar a WaMu a negociar su venta a otro grupo bancario, aunque las negociaciones no han tenido éxito, lo que ha obligado al Gobierno a acometer la intervención.

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