Los problemas de B&B
Bradford & Bingley (B&B) ha evitado el desastre, pero el miedo persiste. A principios de este verano, el prestamista británico de hipotecas para el alquiler (concedidas al comprador de una vivienda que luego será destinada al alquiler) no tenía director ejecutivo, el caos controlaba la gestión y había serias dudas sobre su capacidad para aumentar nuevo capital. El nuevo director ejecutivo, Richard Pym, encontrará que es muy difícil solucionar los problemas fundamentales de B&B.
El primero de ellos son los malos préstamos. Los atrasos en las hipotecas a tres meses han aumentado un 55% desde enero. A los otros bancos hipotecarios de Gran Bretaña les está yendo mejor: los atrasos de HBOS subieron un 16%, y en Alliance & Leicester un 24%. La carga por impagos de créditos de B&B supone un golpe de 74,6 millones de libras, comparados con los sólo 5,3 millones de la primera mitad de 2007.
B&B puede argumentar que los atrasos en sus préstamos para el alquiler originados a nivel orgánico todavía son de sólo el 1,99%, en línea con sus homólogos. Pero no sólo hay atrasos en su negocio principal. En particular, tiene contratado préstamos del estadounidense GMAC para comprar hasta finales de 2009. Los atrasos de GMAC se han disparado un 70% desde diciembre.
El problema de B&B, como siempre, es su fuerte exposición a los préstamos especializados. La demanda de inquilinos permanece fuerte, pero los nuevos préstamos para el alquiler cayeron un 21% en el segundo trimestre, comparado con el mismo periodo en 2007, según el Council of Mortgage Lenders. Incluso si el mercado aún estuviese al alza, B&B no podría participar, pues su balance está disminuyendo.
Pym no tiene muchas palancas para empujar. Puede reducir la fuerte dependencia de B&B en los fondos mayoristas haciendo crecer los depósitos. Pero tendrá que ofrecer unos tipos competitivos en un momento en que los costes de la financiación están aumentando. El banco espera que su margen de interés neto caiga en diciembre a 90 puntos básicos, 20 menos que el año anterior.
Más allá de eso, B&B está limitado a intentar renegociar desesperadamente los odiosos préstamos de GMAC, reduciendo su cartera financiera estructurada de 750 millones de libras, y esperando que el mercado de las hipotecas de alquiler no se vea destruido mientras Gran Bretaña entra en recesión. Las cosas podrían ser peores, pero también mucho mejores.
Por George Hay
Lehman y el capital riesgo
Lehman Brothers publicará sus resultados del tercer trimestre en pocas semanas. El convulso banco de inversión estadounidense tiene una corta lista de fondos de capital riesgo que quieren comprar su negocio de gestión de activos, que incluye Neuberger Berman, y no hay duda de que le gustaría poder decirles algo a sus inversores. Los interesados en una compra probablemente invertirán mediante los fondos que controlan. Pero un día, eso podría crear conflictos entre los fondos inversores y sus gestores.A diferencia de un fabricante de coches o una empresa energética, el negocio de gestión de activos podría acomodarse en una compañía de capital riesgo como un sencillo fondo de inversión o como una adquisición estratégica para diversificar sus propias ofertas de inversión. Las firmas interesadas en la compra miran a Neuberger desde ambas perspectivas.Los compradores potenciales que siguen en la caza -Kohlberg Kravis Roberts, Hellman & Friedman y Bain Capital- seguramente van a invertir a partir de los fondos de capital riesgo que controlan. KKR está comprando la filial de un fondo radicado en Ámsterdam, y a la vez está saliendo a la New York Stock Exchange. Comprar 7.000 millones de dólares de activos le forzaría a reestructurar su acuerdo. Las otras dos empresas de esta lista no tienen esas ambiciones obvias para construir su negocio de gestión de activos a través de adquisiciones. Comprar el negocio de Lehman mediante sus fondos podría serrar las raíces del conflicto. Parece el momento perfecto para que los fondos vendan Neuberger, y una clase lógica de compradores serían las empresas de capital riesgo, incluyendo, la empresa que controla el fondo que la posee.Las gestoras de fondos y sus inversores podrían entonces ser rarezas. El inversor quiere el mejor precio. Pero la gestora puede ser reticente a vender el negocio a su competencia. Si quiere el activo, puede que no quiera pagar un dólar caro o meterse en una subasta. Un acuerdo interno podría terminar en una salida digna para ambas partes. Para persuadir a los inversores de fondos, un gestor necesitaría un plan para calmar el conflicto.Por Lauren Silva