_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Crisis 'subprime' y política de crédito de la banca americana

La crisis derivada de las hipotecas 'subprime' ha puesto en cuestión las prácticas bancarias desarrolladas en EE UU, algunas de las cuales explica el autor. Este artículo recibió uno de los dos accésits del Premio de la Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas (AECA)

La American Dialect Society ha seleccionado el término subprime como 2007 Word of the year, lo que revela la preocupación de la prensa y de los ciudadanos americanos por los efectos de la crisis hipotecaria. Nunca antes un término financiero había alcanzado la cima de la popularidad en este ranking. La política de riesgos adoptada por las entidades de crédito americanas en el segmento subprime se aleja de la ortodoxia bancaria. Este segmento ha experimentado una creciente importancia dentro del mercado de crédito en EE UU, expansión que ha sido favorecida por un entorno de tipos de interés anormalmente bajos durante la primera mitad de los años 2000 promovidos por la política monetaria adoptada por la Fed, la continua revalorización de los activos inmobiliarios, el mayor apetito de los inversores por el riesgo y la búsqueda de nuevos activos que ofrezcan mayor rentabilidad.

Entre las prácticas bancarias desarrolladas en este contexto destacan las siguientes:

l Oferta de préstamos Low doc, No-doc o Stated Income, en los que las entidades de crédito apenas requieren del solicitante información que acredite de forma fehaciente su posición financiera y solvencia. Dentro de esta categoría figuran los llamados créditos Ninja (No-Income-No-Job-and-Assets), concedidos a clientes que carecen de ingresos estables, trabajo o activos que respalden los compromisos financieros que han asumido. Constituye, sin duda, una de las prácticas bancarias más temerarias.

l Concesión de préstamos hipotecarios con una elevada ratio LTV, esto es, operaciones en las que el importe del préstamo representa un porcentaje desproporcionado del valor de tasación de la garantía, al exceder con holgura en algunos casos del 100% del valor de tasación de la vivienda en el momento de su formalización (No-equity loan o 125% LTV loan).

l Inclusión en el catálogo de préstamos hipotecarios con periodos prolongados de carencia (IO Mortgage), en los que el cliente solamente está obligado a abonar los intereses. Este producto suele ocasionar importantes quebrantos a los clientes cuando expira el periodo de carencia, lo que se refleja en un incremento significativo en la tasa de morosidad. æpermil;sta se acentúa en aquellas circunstancias en la que la entidad no ha advertido debidamente al cliente del efecto de la carga de amortización una vez concluido el periodo de carencia -payment shock- o cuando se han desechado otras fórmulas convencionales de financiación con la expectativa, en ocasiones poco fundada, de un incremento significativo de su nivel de renta a medio plazo.

l Oferta de préstamos hipotecarios con posibilidad de amortización negativa (NegAms), a tipo de interés variable, en los que se permite temporalmente que el cliente abone una cantidad inferior al devengo de intereses, incorporándose la diferencia al principal del préstamo.

El incentivo a flexibilizar la política de crédito, extendiendo la financiación a personas e instituciones con perfil de riesgo elevado o con historial crediticio problemático está inducido por el modelo originar-para-distribuir, más orientado a la producción de hipotecas que a mantener la calidad del libro de préstamos. Las entidades tienen un incentivo a relajar los estándares de crédito en la medida en que pueden transferir el riesgo de crédito a los mercados a través de complejas operaciones de titulización y el diseño de productos estructurados, desvinculándose de la situación financiera del prestatario. El fallo de este modelo bancario radica en que los objetivos del banco que otorga el crédito no están alineados con los intereses de los inversores que adquieren los activos respaldados por tales créditos a través de complejos vehículos de titulización (SIV, conduits, CDO…).

Debe tenerse en cuenta que un diseño ineficiente de la política de crédito crea problemas severos de selección adversa: el conjunto de clientes que acepta las fórmulas de financiación anteriormente mencionadas representa una muestra sesgada del universo de clientes, dada la tendencia natural a ser contratadas por los clientes con historial crediticio conflictivo o menor calidad crediticia. La selección adversa tiene su máxima expresión en los llamados préstamos EPD (Early Payment Default loans) en los que el impago del cliente tiene lugar habitualmente entre los 30 y 90 días siguientes a la concesión del préstamo.

Eduardo Menéndez Alonso. Profesor titular de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Oviedo. Una versión ampliada de este artículo recibió un accésit al XIV Premio AECA en 2008

Archivado En

_
_