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Columna
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RBS pierde a los suizos

Royal Bank of Scotland puede vivir con el rechazo de los suizos. La decisión de Zurich Financial Services de no hacer una oferta por los activos de seguros de RBS es claramente un duro golpe. La aseguradora suiza no ha explicado por qué deja el proceso, pero el precio que se pedía, de 7.000 millones de libras, siempre pareció excesivo. El director ejecutivo de RBS, sir Fred Goodwin, puede ahora tener que contentarse con menos si quiere librarse de marcas como Direct Line y Churchill.

Pero también puede opinar que no tiene por qué vender. En este momento, la posición de capital de RBS es razonablemente fuerte. Ya ha aumentado 12.000 millones de libras en capital nuevo, a través de una emisión de derechos, incrementando el capital Tier 1 al 5,7%. Para llevarlo más allá de su objetivo del 6% sólo necesita vender activos por 4.000 millones de libras. El banco ya ha vendido alrededor de 2.500 millones dentro de este objetivo, incluyendo -el pasado viernes- algunos activos australianos.

A un precio de 7.000 millones de libras, la venta del negocio de los seguros habría incrementado el Tier 1 muy por encima del 7%. Probablemente, el banco no necesita protegerse frente a más sufrimientos de sus inversiones en las subprime estadounidenses, que ya han amortizado en exceso. Pero si la economía británica sigue hundiéndose, el capital extra proporcionaría una útil protección frente a depreciaciones del valor de los activos en su libro de cuentas bancarias.

Incluso así, a RBS no le importará quedarse con los activos. Estos proporcionan casi el 10% de sus beneficios operativos, y deberían revelarse más resistentes que otras áreas de su negocio a un posible bajón de la economía.

Por tanto, la partida de Zurich hace que una venta sea menos probable. El principal impacto de su marcha es que otros compradores como Allianz y Allstate tienen ahora que apalancarse más para conseguir un precio más bajo. Como empresa madura en un sector que ha sido subestimado durante los últimos meses, Direct Line y las otras marcas sólo pueden ir a por ofertas bastante menores que los 7.000 millones de libras que se pedían. En ese caso, Goodwin puede decidir no jugar la partida.

Por George Hay

El romance de bud

Las mentes más frías se han impuesto en Anheuser-Busch. La cervecera de Saint Louis ha informado de que da marcha atrás en su respuesta, originalmente glacial, a los avances de Inbev, a cambio de una subida en su precio de oferta hasta 70 dólares la acción. Es el resultado correcto para la cervecera estadounidense, cuyo argumento de que podría conseguir un mayor precio en la cotización de las acciones por sí mismo parecía endeble. Pero podría haber llegado allí con menos insultos.El propio esquema de Bud para impulsar el precio de las acciones, hecho como respuesta a la oferta de Inbev, nunca pareció suficiente. Su plan de recorte de costes no era tan seguro como la oferta inicial de Inbev, en efectivo, de 65 dólares la acción. Las otras defensas de Bud no dieron a Inbev motivos claros para ofrecer más. En lugar de basarse en una relación amigable con su postor, o de demostrar convincentemente que la valoración de Inbev era demasiado baja, Bud se volvió hostil, realizando un ataque injustificado sobre los negocios de Inbev en Cuba y comenzando una demanda que reclamaba que su pretendiente había hecho declaraciones engañosas.Si Bud no tenía una buena defensa basada en su valor, debería haberse comprometido antes con Inbev. En cambio, su estrategia parecía más un intento de cerrar el paso a Inbev que de comunicar que estaba abierto a discutir sobre un precio más elevado.Los accionistas deberían estar encantados de que Bud haya dado un giro. Aún pueden preguntarse por qué no le hizo un guiño a Inbev antes de que la oferta fuese de 70 dólares la acción. Si Bud hubiera hecho esto cuando Inbev llamó por primera vez a la puerta, los accionistas habrían obtenido el mismo resultado, pero mucho antes, y sin insultos.Por Lauren Silva

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