Las autoridades de Myanmar elevan a 15.000 los fallecidos por el paso del tifón Nargis
El paso del tifón Nargis por Myanmar ha dejado al menos 15.000 muertos, de ellos 10.000 en una sola ciudad, ha confirmado hoy el ministro de Exteriores Nyan Win. Según el Gobierno de Tailandia, los desaparecidos son al menos 30.000. En un discurso televisado, Win ha indicado que las cifras de muertes podrían aumentar tras la sacudida el pasado sábado de un fenómeno que ha arrasado algunas zonas del país.
El Gobierno contabiliza ahora el número de daños en áreas remotas como la del delta Irrawaddy, donde, según el titular de Exteriores, se hundieron 67 naves y algunos ferries al paso del tifón. Además, hay varios puertos destrozados. "En Irrawaddy, hay más de 10.000 muertos y 3.000 desaparecidos. En Bogalay, hay al menos 10.000 muertos", ha indicado Win en la televisión estatal.
Tras una reunión con el embajador de Myanmar en Bangkok, el ministro tailandés Noppadol Pattama ha asegurado que podría haber 30.000 desaparecidos.
Ayer la Junta Militar aceptó la ayuda extranjera. 800 toneladas de arroz siguen en los almacenes del Programa de Alimentos de Naciones Unidas, a la espera del visto bueno de las autoridades para que sean distribuidos.
El país requiere urgentemente medicinas, alimentos y equipamiento como tiendas de campaña o material para reconstruir los cientos de tejados destruidos por la tempestad. Para hoy está prevista la llegada del primer cargamento de alimentos, medicinas y material de emergencia procedente de la vecina Tailandia, uno de los mayores socios del régimen militar.
Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y otros países también han ofrecido su ayuda para auxiliar a las víctimas. EE UU ha abierto un fondo de ayuda a través del Programa Mundial de Alimentos y de otras agencias, mientras que el Gobierno español está a la espera de la decisión de sus socios europeos para comenzar a enviar asistencia humanitaria.
Sin agua ni electricidad
La población en las zonas afectadas vive desde hace tres días sin suministro de agua y de electricidad y los precios de las artículos básicos se han disparado debido a la escasez y la especulación. En Rangún, la mayor ciudad del país con unos cinco millones de habitantes, parece como si hubiera tenido lugar una batalla, según los testigos.
Miles de árboles arrancados de raíz por los fuertes vientos, que alcanzaron una velocidad superior a los 190 kilómetros por hora, entorpecen el paso por la calles, sobre las que abundan los cascotes de los miles de tejados arrancados.
En la antigua capital, el servicio de Internet está cortado desde el viernes, apenas funcionan los teléfonos y los residentes luchan por salvar sus propiedades en agua que les llega por las rodillas.
Las colas de automóviles que aguardaban turno para repostar en las estaciones de servicios son interminables, lo que contribuye a empeorar el monumental atasco, mientras el aeropuerto reabrió ayer sus puertas con un generador "que sólo estará en marcha cinco o seis horas", según avisaba un empleado.
Por su parte, la Cruz Roja ha comenzado a distribuir ayuda de emergencia a las decenas de miles de damnificados, algunos de los cuales se quejan de la pasividad de las Fuerzas Armadas, según la disidencia.