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Intereses

El BCE pide ayuda a los Gobiernos de la zona euro para frenar la inflación

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, pidió el viernes ayuda a los Gobiernos de la zona euro para contener la escalada de la inflación. Trichet, que subió los tipos de interés por última vez en junio del año pasado, parece atado de pies y manos por la ralentización económica.

La primera jornada de la reunión informal de ministros de Economía de la zona euro y de la UE en Brdo (una residencia del antiguo dirigente yugoslavo Josef Tito) terminó el viernes con una declaración de guerra contra la inflación. Los asistentes al encuentro de dos días, entre los que figura el presidente del BCE, no parecían disponer, sin embargo, de muchas armas para librar la batalla.

El comisario europeo de Economía, Joaquín Almunia, recordó que 'el Banco central europeo, como autoridad monetaria, ya ha asumido su responsabilidad en materia de estabilidad de precios'. Y pidió que los Gobiernos 'complementen esa acción' para evitar que el actual rebrote inflacionista (3,5% de media en la zona euro) se convierta en permanente.

La petición fue aún más agónica por parte de Trichet, que asiste impotente a unas cotas de inflación que casi doblan el objetivo marcado por su entidad (2%). 'Animamos a los Gobiernos a que hagan todo lo que puedan para reducir los riesgos al alza de la inflación', rogó el banquero francés.

Fráncfort amagó el año pasado con subir los tipos de interés (en el 4% desde hace nueve meses), pero las turbulencias financieras que cruzaron el Atlántico frenaron el endurecimiento de la política monetaria. Trichet incluso se cuidó mucho el viernes de dejar claro que su preocupación por los precios no se traducirá en una subida de tipos en la reunión del BCE del próximo jueves.

Trichet cree que ahora corresponde a las autoridades políticas intervenir. Y señala como áreas de posible colaboración el aumento de la competencia en los mercados menos abiertos y la contención en el incremento de las tasas administrativas o de la imposición indirecta. Almunia coincidió en que algunas administraciones han contribuido al rebrote inflacionista al elevar excesivamente sus tarifas y la presión fiscal indirecta.

El presidente del BCE también alertó contra la tentación de imitar las subidas salariales del 8% pactadas por Berlín con los funcionarios alemanes. 'Sería un tremendo error'. El francés recordó que la situación alemana era excepcional porque los salarios llevaban varios años congelados. El directivo del BCE reiteró, de hecho, las tesis de Fráncfort contra la indización salarial automática en relación con los incrementos en los precios al consumo. Y advirtió que esa práctica puede incorporar de manera definitiva alzas temporales en productos como el petróleo o los alimentos.

A pesar de todas estas soflamas al pie de los Alpes, Almunia reconoció que la previsión del 2,6% de inflación para este año, hecha en febrero, ya se ha quedado pequeña. La primera batalla, por tanto, parece perdida.

'Quien gana 300 euros no puede soportar estos IPC'

En Liubliana, a sólo 25 kilómetros del lugar donde los ministros de Economía y el presidente del BCE lanzaron el viernes su proclama contra la inflación, la Confederación Europea de Sindicatos reclamaba, el mismo día, un aumento del poder adquisitivo para los trabajadores europeos. Y con ese objetivo convocaba para el sábado una manifestación en las calles de la capital eslovena. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, pedía a los sindicatos precaución en sus demandas para no poner en peligro la estabilidad de precios. Y les recordaba que la inflación castiga sobre todo a las rentas más bajas. 'Trichet, Almunia o yo podremos seguir comprando tomates a unos precios elevados, pero quienes ganan 300 ó 400 euros no pueden soportar estos IPC, una inflación tan galopante'.

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