Bancos y cajas buscan en el BCE el escudo ante la crisis
Los expertos creen que el supervisor garantizará la liquidez del sistema el tiempo que sea necesario
Se empiezan a agravar los primeros efectos de la crisis que se desencadenó el pasado verano en Estados Unidos. La banca europea se ha visto obligada en las últimas semanas a acudir en masa a las subastas del Banco Central Europeo (BCE) para conseguir la liquidez necesaria, debido a que las tensiones en los mercados de capitales les han vedado la posibilidad de recurrir a otros cauces más habituales como el interbancario y las emisiones de deuda.
Los expertos consideran que el supervisor europeo no cerrará el grifo y garantizará estos fondos al sistema financiero durante el tiempo que sea necesario, aunque también vislumbran riesgos. 'Si la situación dura más de un año (la sequía de los mercados de capitales arrancó hace ya medio año), veremos algunas bajadas de rating. Las agencias de calificación de riesgo valoran que las entidades se financien a largo plazo y no a corto como ocurre ahora (la mayoría son a un plazo de una semana)', explica Pablo Lladó, director de mercado de capitales de Crédit Agricole Indosuez.
El mecanismo que está utilizando la banca europea desde hace unos meses es presentar emisiones, sobre todo de titulizaciones hipotecarias, al BCE como garantía para hacerse con liquidez. Estos títulos, sin embargo, no se colocan en el mercado como antes sino que quedan dentro del balance de bancos y cajas. Se trata, no obstante, de un sistema que ha estado al alcance de las entidades desde la creación del eurosistema hace nueve años y que, en muchos casos, ha sido potenciado por los propios bancos centrales en momentos de turbulencias.
Sin embargo, y aunque se trate de una solución muy efectiva, no parece factible a largo plazo. Jesús Martínez, de Standard & Poor's, explica que 'al final va a haber una repercusión en el coste de la financiación y, en cualquier momento dado, esto se trasladará a los clientes. Ya ha empezado a ocurrir en el segmento de hipotecas'.
Volumen récord
De momento, las cifras se han disparado. Sólo el pasado diciembre, el supervisor europeo facilitó fondos por 467.641 millones de euros. De esta cifra, 44.086 millones de euros, un 10% del total, fueron solicitados por bancos y cajas españoles. 'Un porcentaje muy inferior al requerido por otras entidades europeas. Por ejemplo, las alemanas han pedido en torno a un 40%', afirma Santiago Fernández Lis, responsable del departamento de internacional de Analistas Financieros Españoles (AFI). En enero, la banca española recibieron del BCE 39.644 millones, de los 438.144 millones que prestó a todo el sistema.
De hecho, los expertos defienden que la liquidez solicitada por la banca española equivale a su peso en términos de PIB dentro de la zona del euro y recuerdan que otras entidades, como el holandés Rabobank, han llegado pedir hasta 30.000 millones de euros en sólo un día. AFI estima que 'el colateral disponible en España es suficiente para garantizar una inyección de liquidez de tres o cuatro veces la actual'.
Aún así, las dudas sobre la salud de la banca española, más expuesta que otras entidades europeas al crédito hipotecario como consecuencia del boom inmobiliario vivido en los últimos años, son una constante.
El BCE, además, tiene aún un amplio margen de maniobra. El supervisor puede ampliar el elenco actual de colaterales (clases de títulos que se admiten como garantía) si considera que la situación así lo requiere. Conscientes de ello, las entidades españolas han pedido al Banco de España que incluya las cédulas hipotecarias (ahora sólo aceptan las que están en el balance de una entidad pero han sido emitidos por un tercero) como papel de primera calidad.
'El BCE puede admitir otro tipo de títulos, aunque siempre con el descuento adecuado en función del riesgo. Antes, por ejemplo, también se aceptaban acciones como colateral y la Reserva Federal permite ahora presentar como garantía títulos en moneda extranjera', añade Santiago Fernández Lis.
El supervisor también tiene capacidad para forzar, de manera indirecta, que las entidades vuelvan a buscar financiación en los mercados de capitales. Este canal, sobre todo en el caso español, no se utiliza ahora debido a que se han encarecido los costes tras el fuerte aumento registrado por los diferenciales. 'Puede tensionar los precios. En vez de ofrecer euríbor con un diferencial negativo, dar fondos más caros. Así fomentaría que las entidades empiecen a buscar liquidez por otros medios', explica Pablo Lladó.