Queremos cobrar menos
DESARROLLO DE LA ENERGíA SOLAR. El incremento de los precios de los hidrocarburos -el Brent superó ayer los 90 dólares- hace más competitivas las energías renovables, presentadas como su alternativa y como una solución contra el cambio climático. Los autores analizan el estado actual de la industria fotovoltaica y termosolar en España
En ASIF (Asociación de la Industria Fotovoltaica) no estamos locos. Ni somos una patronal suicida. Simplemente, somos coherentes. Y responsables. Somos conscientes de que la electricidad producida con paneles solares fotovoltaicos, tal y como se computan los costes de la energía, es cuatro veces más cara que la electricidad producida con tecnologías convencionales. Y sabemos que nuestro éxito -los expertos nos señalan como la fuente de energía del futuro- depende de que reduzcamos nuestros costes y podamos competir con las convencionales.
Por eso queremos cobrar menos. Porque queremos tener éxito y convertir en realidad la profecía de los expertos; además, estamos convencidos de que va a ocurrir mucho antes de lo previsto. Ya avanzamos por la senda adecuada y lo hacemos propulsados por tres motores muy potentes: el primero, endógeno, el ritmo de reducción de costes de nuestra industria, fruto de la I+D; el segundo y el tercero, exógenos, la irreversible escalada del precio de los hidrocarburos y la progresiva internalización de costes de las fuentes convencionales.
Si un vatio fotovoltaico costaba 1.000 euros en los primeros satélites artificiales de la década de 1950 y hoy cuesta menos de cinco euros es por la intensidad de la I+D del sector. Las empresas españolas invierten un 7% de su facturación en I+D, mientras que la media nacional es del 1,5%; globalmente, la inversión en I+D solar ha crecido un 53% desde 1995, según la ONU. La experiencia de otros sectores, como las telecomunicaciones, demuestra que la I+D en los estadios iniciales de expansión, como el que vive el fotovoltaico, implica fortaleza en los momentos de consolidación y madurez. Hoy en día, nuestro sector reduce costes a un ritmo del 5% anual, cifra que previsiblemente se acelerará en los próximos años.
Sobre la escalada de los hidrocarburos el barril de crudo ya coquetea con los 90 dólares y puede superar los 100 cuando llegue el invierno, lo cual nos lleva al tremendo problema de la dependencia energética. Independientemente de que la fotovoltaica y las demás renovables -autóctonas e inagotables- deban ser una apuesta estratégica para defendernos de los precios de la energía que marquen los países exportadores, es obvio que cuanto más caro esté el petróleo, más competitivas serán aquéllas.
Para internalizar los costes de las tecnologías convencionales se está adjudicando un precio a las emisiones de CO2. Como es necesario que este monto tenga realmente en cuenta el daño que tendrá no afrontar el calentamiento global (calculado entre un 5% y un 20% del PIB mundial por el Informe Stern), algunos organismos, como el Departamento del Tesoro del Reino Unido, recomiendan barajar un precio de 100 euros por tonelada de CO2 para los análisis de futuro. Como la fotovoltaica y las demás renovables no emiten CO2, cuanto más caro sea éste, más competitivas serán aquéllas.
Teniendo en cuenta este escenario, los fotovoltaicos estamos deseando cobrar menos y costarle menos al consumidor, a la vez que esperamos que las demás fuentes reflejen realmente sus costes en el recibo de la luz, para que podamos competir en igualdad de condiciones.
Según nuestras estimaciones, antes del año 2020 la electricidad fotovoltaica costará lo mismo que paga por la luz un consumidor doméstico. Para alcanzar este objetivo, los fotovoltaicos queremos reducir significativamente nuestra tarifa a corto plazo y seguir reduciéndola progresivamente a medio plazo, de modo que refleje fielmente el descenso de nuestros costes.
Si ASIF rechaza la nueva propuesta de real decreto del Ministerio de Industria para la fotovoltaica no es por el recorte de la tarifa que plantea -que consideramos excesivo para algunas instalaciones en suelo-, sino por el cupo de 1.200 MW que impone hasta 2010. Este cupo ya ha frenado la inversión para las instalaciones que deberían culminarse a partir del otoño de 2008 y amenaza con liquidar el mercado nacional.
La fotovoltaica ha cumplido el objetivo que para ella fijaba el Plan de Energías Renovables 2005-2010, necesita ampliar sus miras a una fecha posterior y dotarse de un marco regulatorio adecuado y consensuado. La Unión Europea ha aprobado cubrir un 20% de su abastecimiento energético con renovables en 2020, y el Gobierno ha anunciado su 'máximo compromiso' para conseguirlo. ¿Por qué no empezar con la fotovoltaica?
Presidente de la Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF)
El cupo impuesto por Industria al sector fotovoltaico ha frenado la inversión y amenaza con liquidar el mercado nacional