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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los ajustes del modelo Solbes

Pedro Solbes ha sido responsable de la política económica en dos ocasiones con perfiles bien diferentes, la primera de auténtica crisis y la segunda de agradecido crecimiento. Además, entre ambas ha dirigido también la política financiera de la UE y ha gestionado, entre otras cuestiones, el exitoso alumbramiento del euro. Dejó sus responsabilidades en Bruselas en 2004 a Almunia para dar continuidad al éxito económico español, y su compromiso con Zapatero es 'por esta legislatura, y cuando termine, ya veremos', dijo ayer en el Foro Cinco Días, cubriendo su futuro con una calculada ambigüedad.

En numerosas ocasiones recientes ha recordado que la bonanza económica de España está asegurada, salvo imponderables ajenos a la voluntad de todo Gobierno, 'al menos hasta 2009'. Pero más allá de esa fecha, la visibilidad se turba porque el crecimiento prolongado de los últimos años genera desequilibrios que precisan correcciones que eviten la recesión.

Ayer, el vicepresidente económico dio garantías de que toda la legislatura se saldará con números negros en las finanzas públicas, con valores incluso más generosos de los estimados. Esta política consolida una práctica ya iniciada por él en 1994 y capitalizada de forma obsesiva por Rodrigo Rato, como columna vertebral de la política económica: fiscalidad rigurosa para garantizar la inversión y sus retornos en el largo plazo.

Fruto de este modelo, la economía acumula tantos años de crecimiento, apalancado en la formación bruta de capital, tanto de hogares como de empresas, que va acercándose a los niveles de equipamiento de la UE, y que hoy sólo es financiable por la estabilidad que proporciona una zona monetaria única óptima como el euro: dinero barato y prestadores dispuestos.

Pero esta pujanza inversora arroja un déficit corriente de un 8% del PIB, que significa ni más ni menos que España consume (bienes, servicios y capital) mucho más de lo que produce, y que tarde o temprano debe ser corregido. En ello asegura el vicepresidente poner parte de su empeño con nuevas reformas de mercados de bienes, servicios y factores, como presupuestariamente lo ha puesto en recomponer el pobre tejido de la I+D, básico para recuperar la maltrecha productividad.

Pero Solbes quiere más ajustes en su modelo. Quiere que los responsables de la Seguridad Social, quienes la gestionan y quienes la financian, se pongan de acuerdo para que el declive demográfico del futuro no fracture el modelo financiero y absorba los recursos que este país sigue precisando para otros capítulos. Además, quiere que no se dé ni un paso más en falso en financiación autonómica, y que ni un sólo estatuto renovado fije compromisos cuantitativos y temporales de inversión que hagan ilógica la gobernanza financiera del país. Quiere también ajustar un modelo energético que absorbe crecientes recursos públicos, cuando él siempre ha defendido que los costes reales de la energía deben ser pagados por quien la consume.

En tales empeños debe contar con el apoyo inequívoco del resto del Gobierno. Es absolutamente indispensable disponer de una visión más estratégica de la que a veces imponen los procesos electorales, puesto que es la única que proporciona beneficios a largo en algo tan delicado y vital como la salud de la economía.

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