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Tribuna
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Estados Unidos y los mercados emergentes

El FMI ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento de la economía mundial, 5,1% en 2006 y 4,9% en 2007, un cuarto de punto más que en el anterior informe de seis meses antes. No obstante, la balanza de los riesgos va en aumento y las turbulencias financieras pueden aparecer en cualquier momento, al igual que lo hicieran en mayo pasado.

De momento, las economías emergentes han aguando bastante bien los primeros envites y sus previsiones de crecimiento se encuentran con las mayores tasas para 2006 y 2007. A nivel coyuntural les beneficia el posible final del ciclo alcista de tipos en Estados Unidos, el elevado precio de las materias primas y un escenario de suave desaceleración del crecimiento mundial.

Mientras que a nivel estructural, son muchos los países que ha adoptado una política económica más ortodoxa, lo que les ha permitido mejorar sustancialmente sus ratios de liquidez y solvencia y prepararse para un contexto menos favorable en el futuro. En este sentido, cabe destacar la labor llevada a cabo por países como Brasil, Turquía y China en cuanto a su política económica o Rusia y México en cuanto a su deuda externa, con la cancelación total frente al Club de París en el primer caso, y la cancelación parcial del segundo y sus emisiones en moneda local sobrecompradas.

Además, en muchos países las necesidades de financiación para 2007 están prácticamente cubiertas y estos síntomas de mejora han llevado a las agencias de rating a mejorar su calificación crediticia y a que su prima de riesgo se haya situado a tan sólo 200 puntos básicos frente a los activos sin riesgo. Todos estos factores mantienen la confianza en niveles elevados, incluso teniendo en cuenta la salida de capitales en cartera durante la corrección de mayo-junio de este año, estimada en cerca de 16.000 millones de dólares, frente a las entradas netas de cerca de 50.000 millones registradas en los 18 meses previos, lo que refleja más un pequeño susto que un pánico generalizado.

Por otra parte, el entorno favorable para estos mercados está muy ligado al momento por el que atraviesa la economía mundial, y muy especialmente Estados Unidos. Dos son los talones de Aquiles que presenta la principal economía mundial: el mercado de la vivienda, que ha entrado en una clara fase de corrección a la luz de los últimos indicadores, y el consumo privado, cuyo peso representa el 70% del PIB (frente al 57% en la zona euro y al 55% en Japón) y que está ciertamente ligado a la evolución del mercado de la vivienda y a las condiciones de financiación, que se han endurecido por la fase alcista de tipos.

En el supuesto de un aterrizaje suave, la moderación del consumo puede tener un efecto beneficioso sobre el enorme déficit en la cuenta corriente y una gradual depreciación del dólar. Si, por el contrario, el aterrizaje no es tan suave, un brusco ajuste para corregir los desequilibrios puede poner fin a uno de las mejores momentos que han vivido los mercados emergentes en las últimas décadas.

José Luis Jiménez. Economista jefe de Skandia

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