'La ley suiza es extremadamente dura frente al dinero negro'
El número dos de Economía de la Confederación Helvética explica los 'mitos' relativos al secreto bancario de su país y los siguientes avances sobre su integración económica con la Unión Europea
'Las cuentas sin identificar en Suiza son Hollywood'. Con esta categórica afirmación despacha Gerber las acusaciones sobre la opacidad bancaria en el país. Y enfatiza que, desde 1990, se han devuelto más de 1.200 millones de euros expoliados por dictadores y otros sátrapas a numerosos países.
Suiza ha devuelto grandes fortunas irregulares depositadas en sus bancos. ¿Es un lavado de imagen ante las acusaciones de opacidad?
Se han devuelto a los países expoliados más de 1.200 millones de euros desde 1990, y hay otros 1.050 millones congelados pendientes de resolución por los tribunales. La legislación suiza es extremadamente dura frente al blanqueo de dinero.
¿En qué sentido?
Todas las cuentas que se abren en bancos suizos tienen beneficiario. La creencia de que hay cuentas numéricas es digna de Hollywood. De hecho, cuando el banco tiene dudas sobre la procedencia del dinero, está obligado a notificar a las autoridades para que la investiguen. Suiza no tiene ningún interés en que sus bancos se usen para lavar dinero.
La última restitución, a Nigeria, ha sido sonada...
Así es. Hemos devuelto más de 500 millones de euros del ex dictador Sani Abacha. Yo mismo participé en la restitución, y la presenté conjuntamente con la ministra de Finanzas nigeriana y con el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, para demostrar que no merece la pena tratar de lavar dinero en Suiza.
Cambiando de tercio, ha venido a Madrid a auspiciar un encuentro entre empresarios suizos y españoles de nanotecnología y nuevos materiales. ¿Qué espera de él?
Me he limitado a poner en contacto a pequeñas empresas de alta tecnología, 40 suizas y 64 españolas. Lo que salga de ello es cosa suya, aunque creo que hay un amplio campo de colaboración y sinergias posibles. Los dos países son innovadores y complementarios: España, con sus fondos mayoritariamente públicos, y Suiza, con dinero privado.
¿Cómo valora las relaciones comerciales mutuas?
España es líder en crecimiento de la OCDE, y en el futuro hay que contar con ella en todo lo relacionado con la innovación. Suiza ha crecido a ritmo muy alto hasta 2004, y todavía este año su PIB aumentará un 2,7%. Las relaciones comerciales son excelentes, y crecen por encima de dos dígitos. España es un gran proveedor de productos farmacéuticos, agrícolas, químicos y automovilísticos. Trabajamos en varias reformas para asegurar que la prosperidad continuará.
Su gobierno trabaja en reformas para apuntalar la senda de crecimiento. ¿Cuáles son las principales?
Estamos reduciendo el endeudamiento, hay una nueva legislación para elevar la competencia en los mercados, luchando contra los cárteles y eliminando barreras interiores. También firmaremos un tratado de libre cambio con Corea del Sur.
Ha habido un referendo polémico sobre inmigración...
Buscamos la entrada de trabajadores muy cualificados, y se ha votado permitir de forma progresiva la libre circulación de ciudadanos de los 10 nuevos miembros de la UE. Habrá contingentes anuales, hasta la libre circulación en 2011. Además, esta semana se vota la aportación de 700 millones de euros, paralelos a los fondos de cohesión, para ayudar a los países del Este. Suiza se beneficia de los nuevos mercados que implica la ampliación de la UE, y quiere colaborar también en las cargas.
'Entraremos en Schengen, probablemente en 2008'
El secretario de Estado de Economía suizo asegura que su país, en el plano económico, 'está más integrado en la Unión Europea que algunos de sus miembros'. Y anuncia, para demostrarlo, un próximo hito: la Confederación Helvética se integrará en el espacio Schengen 'probablemente en 2008'. Ese club, entre cuyos países basta el documento nacional de identidad para viajar, tiene sólo diez miembros en la actualidad, por lo que hay quince Estados de la UE que no pertenecen.Dada su fuerte integración económica, surge la pregunta clave sobre la excepción suiza: ¿Por qué no ser miembro de pleno derecho de la Unión Europea? Para Gerber, la explicación tiene que ver más con la política: 'Los suizos hemos votado tres veces sobre el inicio de las negociaciones, con resultado negativo. Creo que, precisamente, es el sistema de democracia directa y el federalismo lo que, a juicio de los ciudadanos, podría no ser muy compatible con la UE'.