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Crónica de Manhattan
Crónica
Texto informativo con interpretación

El enigma de la vivienda

Hoboken es una pequeña localidad de Nueva Jersey desde la que hay una magnífica vista de Manhattan. Les separa un río que se cruza por un puente y varios túneles además de un tren de cercanías. En esta localidad, en la que viven muchas personas que trabajan en Nueva York, hace un año los carteles de 'se vende' de las casas y los apartamentos duraban horas. Ahora pueden quedarse semanas. Y cada vez hay más.

La oferta crece, la demanda baja y los precios, de momento, se estabilizan o reducen moderadamente.

Hoboken tiene el perfil que dibujan los datos de asociaciones de constructores y economistas que están de acuerdo en que, después de años de efervescencia, el sector ha tocado techo. La subida de los tipos de interés y la madurez del sector han puesto fin a un crecimiento que muchos analistas creen que ha dado lugar a una burbuja en muchos Estados.

Aunque ocasionalmente aparecen signos contradictorios, la tendencia de estabilización en la vivienda es clara, y esta semana se confirmó que la construcción de nuevas residencias había caído en abril un 7,4%. Es más de lo que los analistas habían previsto para este tercer retroceso consecutivo sobre el mes anterior. Cifras del Departamento de Comercio apuntan además que el mes pasado se presentaron un 5,4% menos de permisos de construcción que el mes anterior.

El ex presidente de la Fed, Alan Greenspan, concedió la semana pasada en un discurso que el boom se ha acabado. 'Creo que podemos hacer esta afirmación con cierto grado de confianza'. Su sucesor, Ben Bernanke, avanzó algo más el análisis y, tras un discurso ese mismo día, dijo que espera un 'aterrizaje suave' del sector. Semanas antes había asegurado que observarían de cerca la evolución del sector.

El efecto del aterrizaje puede ser de fuerte calado aunque sea suave, ya que como Merrill Lynch asegura, la vivienda ha contribuido a más de la mitad del crecimiento de la economía desde 2001.

Donald Kohn, recién nombrado vicepresidente de la Reserva, avisaba hace unos días de que a las previsiones de ralentización del crecimiento de EE UU que tiene la Fed se llega por la consideración de los efectos de un enfriamiento del mercado de la vivienda y el impacto en la construcción y el consumo.

Sobre todo en esto último, el consumo, responsable del 70% de la economía, ya que los ciudadanos muy animados por el efecto riqueza que les aseguran sus hogares han podido mantener un elevado gasto junto con una alta deuda y una tasa de ahorro negativa.

El FMI incluyó un estudio en su último informe de perspectivas económicas mundiales que explicaba que una variación negativa de 10 puntos porcentuales en la apreciación del valor de los inmuebles reduciría el crecimiento del consumo en EE UU entre 0,5 y 1 punto porcentual el primer año.

Tras conocerse los números de abril, Goldman Sachs avisaba en una nota que tres meses de declives de esta magnitud, aunque no son raros en un sector cíclico, normalmente se asocian con importantes correcciones. 'Este último retroceso de tres meses seguidos es el mayor desde enero de 1991, cuando la vivienda y la economía estaban en recesión a la vez', explican.

Los economistas sólo esperan que la dinamización del mercado de trabajo pueda contrarrestar el menor efecto de los ladrillos en el ánimo del ciudadano.

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