Excelencia, tecnificación y calidad
Soluciones de éxito. La irrupción de los textiles de países asiáticos ha provocado una reconversión en el sector español. Sin embargo, la idea instintiva de ir a China a producir no es la solución mágica. Es más, las apuestas por crear marcas reconocidas y nuevas formas de distribución son esenciales para el futuro
Cada más es más difícil encontrar empresas que no deslocalicen la fabricación de sus productos. Con ello, el tejido industrial se está deteriorando debido a que estas mismas empresas buscan otros países -fundamentalmente asiáticos- para la fabricación de sus productos. No creo que sea la mejor solución a largo plazo, aunque sí parece ser la solución para productos masivos, más económicos.
Garín 1820, firma que se dedicaba exclusivamente a la tejeduría de seda desde el siglo XVIII, ha sabido incorporar los rápidos cambios del sector textil, con maquinaria de tecnología punta en su cadena de producción y un departamento de diseño propio donde se elaboran las colecciones textiles tanto para uso doméstico como para la decoración de grandes instalaciones. Y todo ello desde nuestra fábrica en Moncada-Valencia.
El objetivo de nuestra empresa, desde siempre, se ha basado y se basa en mantener por encima de todo la calidad, el diseño, la cuidada imagen, el valor de la marca -que lleva casi dos siglos en pie-, la seriedad, el servicio, el cumplimiento de los plazos de entrega, la versatilidad, el conocimiento del mercado, la diferenciación, el saber hacer y, por último, que por supuesto no es lo menos importante, la tradición de la que hemos hecho gala en toda nuestra trayectoria. Y por ella han mostrado su confianza nuestros clientes. Fidelidad absoluta.
Todo ello ha contribuido a que sobreviva, como he comentado anteriormente, la máxima calidad y el diseño en productos más exclusivos.
La estrategia a seguir es ésta, en nuestro caso no cabría otra ya que, si una parte de la lucha con la competencia se decide a través de los precios, la otra parte se determina mediante el nivel de calidad y el grado de flexibilidad de los productos. Productos que, por su proximidad y calidad, ofrecen una ventaja competitiva.
Por tanto, la respuesta al incremento de los costes salariales y al precio de la energía, entre otros factores causantes de la delicada y complicada situación que vive el sector, no tiene por qué ser siempre la deslocalización de la producción a lugares donde los costes sean más bajos, pues en muchos casos podría llegar a ser perjudicial para la calidad de los productos y la flexibilidad de los procesos de producción.
Porque probablemente lo que se ha hecho mal es abrirse a China sin obligar a este enorme país a poner un tipo de cambio de acuerdo con su producto interior bruto y con su gran capacidad económica.
De otro lado, el ajuste a las nuevas condiciones del mercado ha provocado una continua reducción en el número de empresas, de la capacidad productiva y del empleo del sector, debido al cierre de instalaciones y al redimensionamiento de otras muchas a los actuales niveles de demanda del mercado.
Por ello, nosotros nos hemos posicionado en una postura muy clara: mantener una producción de máxima calidad, que es lo que realmente demanda nuestra clientela. Se trata de enfocar las fuerzas de la empresa en la excelencia, la tecnificación y la diversificación. Se ha convertido en necesaria la defensa del concepto Made in Europe como garantía de un producto que sigue y cumple la normativa laboral, social y medioambiental de las normas internacionales.
La política de responsabilidad social de la empresa no debe ser ajena a este ideario y en ese sentido se debe trabajar colectivamente para conseguir las mejores circunstancias objetivas para el desarrollo humano de nuestros trabajadores, estudiando detenidamente, en cada caso, las líneas de actuación a desarrollar en coordinación con ellos.
Aunque cierto es que son fundamentales la agilidad y la adaptación a las nuevas circunstancias. Europa se mantendrá fuerte si tiene una manufactura fuerte, cumpliendo por supuesto los estándares y certificados de calidad o el respeto al medio ambiente. En definitiva, es fundamental crear conciencia social para que no haya que deslocalizar la producción; que los productos hechos en España, en Europa, se conviertan casi en una necesidad.
Se trata finalmente del eterno debate entre mantener un modo de producción amenazado por la competencia internacional o buscar alternativas viables para el sector en los países occidentales y, en mi opinión, estas alternativas existen.